El pasado año Kalealdia movió a nada menos que 50.000 personas, según datos del Área de Cultura y Euskara del Ayuntamiento de Bilbo, organizadora del evento. No es de extrañar, si se tiene en cuenta no sólo la extensión en fechas del festival -gran parte de la primera quincena de julio-, sino también la geográfica -la zona peatonal de la Gran Vía y el Casco Viejo- y el hecho de que todas las actuaciones sean gratuitas. En esta nueva edición, que arrancará el miércoles de la semana próxima, se ha optado por mantener la misma estructura: durante dos días la Gran Vía acogerá la programación denominada «Cuerpos con arte», que es la más ecléctica, mientras que del 10 al 12 de julio se celebrará «Las siete calles del teatro», centrada en montajes escénicos.

En lo que se refiere a la primera «entrega» de Kalealdia, en la zona que va desde la plaza Circular hasta la plaza Moyua habrá de todo: contorsionismo, estatuas humanas, una exhibición en vivo de bodypainting o maquillaje sobre cuerpos (de 18.00 a 21.00 h. ambos días), masaje al aire libre e incluso los dibujos del argentino Eduardo Relero, quien crea ilusiones ópticas y simula imágenes en tres dimensiones con su técnica de dibujo. Y para quien desee emociones fuertes, el hipnotizador J. Louis y su supermemoria.

En lo que se refiere a «Las siete calles del teatro», a mediados del mes entrante en las plazas del Casco Viejo se podrán ver las obras de más de una docena de grupos internacionales, la mayoría con el humor como punto en común. Habrá compañías belgas, como Dujoli Cirkus, con su espectáculo de teatro de calle total, inglesas como la de Abi Collins -con la historia surrealista de Katinka, la superviviente de una oscura compañía soviética de circo- o italianas, como Oplas Teatro que, con su «Romeo y Julieta», clausurarán el Kaleialdia el día 12. Los premiados italianos dan una vuelta de tuerca al drama de Shakespeare y lo sitúan en Cuba: Julieta es cubana y Romeo es extranjero. Todo ello en medio de una imponente escenografía.