El drama de los Balcanes
La presión a Serbia surte efecto y el cerco se estrecha
El tiempo se acaba y Carla Del Ponte lo sabe. El mandato de la Fiscal del Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia concluye el próximo setiembre y confía en acabarlo con Ratko Mladic y Radovan Karadzic entre rejas.
Jordi CARRERAS | Nueva York
Cuando en setiembre de 1999 asumió el cargo, Carla Del Ponte elaboró una lista con los nombres de los 161 responsables más relevantes de los crímenes que desangraron la antigua Yugoslavia. A menos de tres meses para acabar su mandato, solamente quedan cuatro fugitivos, todos serbios o serbios de Bosnia y entre ellos, los dos principales acusados: Radovan Karadzic y Ratko Mladic. «Si termino el mandato sin haberles podido poner a disposición de la justicia, tendré la sensación de que el trabajo habrá quedado a medio hacer», declara la fiscal suiza en el documental «La lista de Carla» que se presentó la semana pasada en Nueva York.
Sin embargo, las detenciones en las últimas semanas de Zdravko Tolimir -el tercer hombre más buscado- y Vlastimir Djordjevic evidencian un cambio en la actitud de Serbia. «Sin duda, la suspensión durante un año de las negociaciones para la entrada en la Unión Europea (UE) y el bloqueo de las ayudas económicas europeas y estadounidenses han surtido efecto. Además Tadic y Kostunica (presidente y primer ministro serbios, respectivamente) han colocado personas sensibles a nuestras demandas en cargos como el de ministro de Asuntos Exteriores, Justicia o Interior», explicó Del Ponte a este diario.
Otro síntoma de que -aunque lentamente- algunas cosas se estan moviendo en Serbia es la condena hace dos meses a cuatro paramilitares serbios que se filmaron a sí mismos asesinando a seis bosnios musulmanes en julio de 1995, en Trnvo, al este de Bosnia. Era la primera vez que un tribunal serbio juzgaba unos hechos relacionados con la matanza de Srebrenica, a causa de unas imágenes que se conocieron en el curso del juicio a Milosevic. Su difusión en las televisiones serbias causó una gran conmoción en un país que siempre había minimizado la brutalidad de la masacre de bosnios en Srebrenica.
Las detenciones de los dos fugitivos del TPIY han sido las primeras en las que ha intervenido la Policía serbia y, además, en colaboración con las policías bosnia y montenegrina. El ex general Tolimir -detenido, según unas fuentes, en la frontera entre Serbia y Bosnia y, según otras, en su apartamento en el mismo Belgrado y trasladado a la República Srpska para que no fuera formalmente «atrapado» en Serbia- era hasta el momento de su detención el jefe de Seguridad y de Contrainformación de Mladic. Djordjevic, un ex general de policía serbio responsable de la limpieza étnica en Kosovo, fue detenido en Montenegro unas tres semanas después. Hasta enero de 2001 había ocupado el cargo de viceministro de Interior del Gobierno serbio.
El cerco sobre Mladic se estrecha cada vez más. «Cruzo los dedos para que sea el próximo en caer», dijo Del Ponte en Nueva York, donde fue la estrella invitada al Festival de Cine y Derechos Humanos, que organiza la organización no gubernamenta Human Rights Watch.
Encargo difícil, pero agradecido
«Estoy muy satisfecha con este mandato, por que es la primera vez que he tenido claro que hacía un trabajo realmente positivo para la sociedad. El juicio a Milosevic es de los hechos que marcan época», asegura esta mujer de facciones duras y de un irónico y finísimo sentido del humor, que la suaviza en la corta distancia. Pese al empeño y la implicación que tanto ella como el resto de su equipo han puesto en la tarea, Del Ponte deja claro que «no es una cuestión personal sino de la comunidad internacional».
Sin embargo, también es a esa misma comunidad a quien acusa principalmente de que los máximos responsables continúen huídos. «Durante mucho tiempo, Mladic se ha estado moviendo tranquilamente por Serbia, la República Srpska y Montenegro. El Ejército serbio y la misma Policía serbios de Bosnia le ayudaban y le protegían. Hasta el 1 de junio sabíamos que estaba en Serbia y el Gobierno no le quiso detener», afirmó Del Ponte en un coloquio en el Lincoln Center.
En el documental que se había exhibido previamente, el asesor político del TPIY Jean-Daniel Rush llega a afirmar, a propósito de la detención del ex miembro de la Legión Extranjera francesa y ex general croata, Ante Gotovina, que «todas las operaciones que han salido bien han sido aquellas donde no han participado ni la CIA ni el MI6».
En el seno del TPIY aún recuerdan con estupefacción como, pese a la promesa del entonces ministro de Defensa serbio, Zoran Stankovic, de entregar en el plazo de dos meses a Mladic, éste se desdijo en cuanto la OTAN entabló conversaciones con Serbia y abrió una oficina en Belgrado. El secretario general de la OTAN se había comprometido con el TPIY a vincular el inicio de las negociaciones a la entrega previa del jefe militar de los serbobosnios, pero la decisión final fue tomada desde la misma Casa Blanca por el presidente Bush. «Era una cosa que no nos esperábamos de ninguna manera, ni tan siquiera Belgrado la esperaba», recuerda la fiscal en el documental.
Por otra parte, durante el coloquio posterior, Del Ponte elogió la colaboración, en líneas generales, del Gobierno croata, pero se quejó de que en la preparación del juicio contra Gotovina, se ha negado «a proporcionar documentos fundamentales, cuando antes nos habían dado otros que no esperábamos». Añadió que una parte importante de la población croata y del mismo Gobierno considera inocente a Gotovina.
Sobre el terreno
El TPIY cuenta sobre el terreno con el llamado «tracking team», un equipo de seis policías sin uniforme y sin armas, que siguen pistas pero no pueden efectuar ninguna detención. Para llevar a cabo alguna, han de pedir ayuda a las fuerzas internacionales desplegadas en algunos territorios de la antigua Yugoslavia o a las policías de los estados donde se hallen los fugitivos.
«En una ocasión localizamos a Karadzic en una casa rural en Montenegro, pedimos ayuda a la OTAN para una rápida detención y nos empezaron a preguntar cuántas ventanas tenía la casa, cuánta gente había dentro... hasta que se escapó de nuevo», se lamenta Jean-Daniel Rush en el documental.
Durante estos años, la persecución de los fugitivos ha contado con otras dificultades como las decenas de rumores falsos que se han hecho circular para despistar a los investigadores. Tanto Karadzic como Mladic son personajes muy populares en Serbia. «Para ayudar a Karadzic se han organizado incluso colectas populares. Durante estos años se ha escondido en algunos de los centenares de monasterios ortodoxos, lugares donde para nuestros agentes es muy muy complicado investigar. También les han proporcionado dinero y cobertura narcotraficantes serbios en sus movimientos por Montenegro, la República Srpska y Serbia», sostuvo la fiscal.
No hay que olvidar que, aunque en la oposición por el pacto de la segunda y tercera fuerzas (socialdemócratas y nacionalistas moderados), el ultranacionalista Partido Radical Serbio de Vojislav Sesselj ganó las elecciones de enero con un 28'5% de los votos. Por estas cosas y para no soliviantar más los susceptibles ánimos del pueblo serbio, Del Ponte preferiría retrasar la decisión sobre Kosovo para cuando Karadzic y Mladic estén ya a disposición de la Justicia, prácticamente una químera hace no tanto y que cada vez tiene más visos de convertirse en realidad.
Serán, sobre todo, estas dos detenciones las que llevarán un poco de tranquilidad y cierta sensación de justicia a los familiares de las miles de víctimas de la limpieza étnica en Bosnia. Las mujeres musulmanas bosnias continúan esperando que los máximos responsables de las muertes de sus maridos e hijos paguen por ello. Del Ponte sabe y, así lo reconoció en Nueva York, que ni tan siquiera el juicio a Milosevic ha calmado la sed de justicia de unas víctimas que, muy lentamente y con mucho pesar, van asumiendo y comprendiendo que en los Balcanes, como en otras partes, por desgracia, las cosas son como son y no como deberían ser.
Las detenciones recientes, sobre todo la del general Tolimir, y la primera condena a paramilitares en Serbia apuntan a un cambio en la actitud del Gobierno de Belgrado, sometido a presiones por parte de la UE y de la OTAN.
«Cruzo los dedos para que sea el próximo en caer», asegura Carla del Ponte en referencia al general Ratko Mladic, jefe militar de las milicias paramilitares serbias que sembraron el terror entre la población bosnia durante la guerra.
Un asesor del TPIY aseguró, a propósito de la detención del general croata Gotovina, que «todas las operaciones que han salido bien han sido aquéllas en las que no han participado ni la CIA ni el MI16», servicio secreto británico este último.
161
De los 161 responsables de los crímenes en la ex Yugoslavia, sólo quedan cuatro fugitivos, entre ellos dos de los principales acusados.
«La lista de Carla» es un documental de producción suiza dirigido por Marcel Schüpbach de 100 minutos de duración, que sigue durante el año 2005 al TPIY, muestra sus interioridades y protagonistas menos conocidos y ofrece una imagen muy cercana de todos ellos, especialmente de Carla Del Ponte, una figura cautivadora.
Esta fiscal, nacida el 9 de febrero de 1947 en Lugano (Suiza), lleva años en primera línea por su valentía, que le ha llevado a enfrentarse desde hace años a relevantes figuras y muchos poderes establecidos. En 1988, escapó de un atentado de la mafia siciliana, que le puso media tonelada de explosivos en su residencia de Palermo, cuando Del Ponte colaboraba en las causas con el juez Giovani Falcone, que un tiempo después no tuvo la misma suerte que ella.
La investigación de las cuentas bancarias y del blanqueo de dinero en su país la llevó a acusar a Boris Yeltsin y sus familiares y a bloquear las cuentas de Raúl Salinas, hermano del presidente de México, Carlos Salinas, por sus tratos con el narcotráfico y las de la ex primera ministra paquistaní, Benazir Buttho.
El Vaticano también puede dar fe de su carácter fuerte y tenaz cuando en cierta ocasión le acusó de dar cobertura en conventos católicos al croata Gotovina cuando estaba huído, y al que finalmente la Policía española detuvo en un hotel de Tenerife en 2005.
Del Ponte también ha llevado ante el tribunal de La Haya a los máximos responsables hutus del genocidio en Rwanda, en la primera mitad de la década de los 90 del siglo pasado.
Del Ponte ha criticado asimismo al Gobierno croata por negarse a «proporcionar documentos fundamentales». Y es que, como recuerda la fiscal del TPIY, una parte importante de la población croata y del Gobierno exonera a Gotovina.