Compromisos difíciles en el Plan Ambiental 2007-2010 de Lakua
Hasta 44 compromisos ha adquirido el Gobierno de Lakua en su nuevo Plan Marco Ambiental de la CAV 2007-2010. Sin embargo, algunos de ellos se antojan difíciles de cumplir, como es el caso de reducir los gases de efecto invernadero, hacer lo propio con la creciente artificialización del suelo o el gasto energético, e, incluso, frenar el problema del ruido.
Joseba VIVANCO | GASTEIZ
El Gobierno de Lakua presentó durante el reciente Día Mundial del Medio Ambiente hasta 44 compromisos medibles para avanzar en la lucha contra el calentamiento global acelerado, preservar la biodiversidad, mejorar la calidad del aire y fomentar el consumo y la producción sostenibles, y todo durante los próximos cuatro años. Objetivos que en algunos casos pueden parecer demasiado ambiciosos, dado que un repaso a la evolución de los Indicadores Ambientales de la CAV correspondientes a 2006 del propio Ejecutivo revela serias dificultades para cumplirlos.
Una de sus apuestas de Lakua para este periodo 2007-2010, precisamente, es la de limitar las emisiones totales de gases de efecto invernadero regulados en el Protocolo de Kioto para que no sobrepasen el 14% de las emisiones tomando como referencia las de 1990. Así lo manifestó incluso la consejera Esther Larrañaga cuando anunció en su día el Plan Vasco de Lucha contra el Cambio Climático.
La tarea no parece nada sencilla, y es que, según el propio Informe de Indicadores Ambientales de la CAV, entre 1990 y 2005 esas mismas emisiones aumentaron un 24%, situándose la generación per cápita de gases de efecto invernadero por encima de la media europea e incluso de la del propio Estado español. El mismo Departamento de Medio Ambiente reconoce que no se han cumplido los objetivos que se marcó en anteriores planes.
Otra meta que tendrá difícil consecución es la de ir reduciendo cada año el número de hectáreas que se artificializan por la acción urbanística y la construcción de nuevas infraestructuras. Huelga decir que ni lo uno ni lo otro parece tener fácil solución. Entre los años 1994 y 2004, la superficie artificializada en la CAV ha aumentado un 20% o lo que es lo mismo, un tamaño superior a los municipios de Bilbo y Errenteria juntos.
Según admite el propio Gobierno de Lakua, cada año se artificilizan unas 753 hectáreas de suelo, es decir, unos 753 campos de fútbol. Aunque afirma que el incremento interanual se ha moderado, reconoce que en este indicador las metas son de difícil cumplimiento.
Reciclar hasta el 65%
La generación de residuos peligrosos es otro de los indicadores en los que la CAV está fallando. En los planes 2007-2010 no hay ningún compromiso para su reducción -que aumentó incluso un 13% en 2004 con respecto al año anterior-, aunque sí una apuesta para reciclar hasta el 65% de esos mismos residuos.
Un campo que también suscita mucha preocupación es el del ruido, con un 13% de la población expuesta a niveles elevados procedentes de la red viaria y un 5% por el ferrocarril -en Bizkaia, es un 25% de la población la que sufre niveles superiores a los recomendados por la OMS- . Aquí, Lakua quiere reducir nada menos que un 10% respecto a estos parámetros la población expuesta a excesivo ruido. Sin embargo, admite en su documento de Indicadores Ambientrales que ese objetivo es difícil de cumplir con las políticas actuales.
Difícil ahorro energético
También se hace referencia a la necesidad de reducir el consumo energético. El nuevo Plan de Lakua se marca como meta para 2010 lograr un ahorro de energía de 975.000 tep. Precisamente, la viabilidad de gastar menos energía está señalada en rojo -de difícil cumplimiento- en el Informe sobre Indicadores Ambientales de la CAV. El argumento es que entre 1990 y 2005 el consumo final de energía en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa ha aumentado un 35%.
Difícil reto tiene también, en cuatro años, lograr que el 29% del consumo eléctrico provenga de las energías renovables, dado que en la actualidad sólo representan el 4,4% de la demanda energética. Tampoco será nada sencillo lograr reducir un 16% la intensidad energética, es decir, aumentar la eficacia en el uso de energía, ya que desde 1997 este parámetro apenas sí ha variado.
Otra de las preocupaciones en materia ambiental es la del uso excesivo del transporte privado. Aquí, el objetivo marcado para 2010 se antoja moderado, ya que se pretende que para ese año la distancia recorrida por las personas ya sea a pie, bici o en transporte público alcance el 40% del total; en la actualidad ese mismo indicador está situado en el 38%. Sí apuesta por reconducir el reparto de mercancías hacia el ferrocarril.
Uno de los fines que Lakua se marca es el de evitar, aunque matiza que «en lo posible», la artificialización en aquellas zonas aún no desarrolladas y en riesgo ante avenidas de agua de cien años de periodo de retorno.
La protección de la biodiversidad es una de las metas en las que Lakua parece poner más empeño a tenor de su Programa Ambiental 2007-2010, al incluir hasta ocho compromisos. En la actualidad hasta 34 especies de invertebrados en la CAV están en peligro de extinción, además de distintas clases de flora. El Ejecutivo se compromete a que esos índices «muestren una tendencia de mejora», aunque no habla de número de planes específicos de protección. A lo largo de 2006, sí es cierto, se aprobaron ocho planes de gestión de otras tantas especies amenazadas, aunque después de años de ausencia total de actuaciones en este campo de la conservación.
Otros objetivos que se marcan son los de lograr que la agricultura ecológica alcance las 1.200 hectáreas, aumentar en 10.000 hectáreas la superficie fortestal autóctona respecto a la existente en 2006 o restaurar hasta 50 hectáreas de humedales incluidos en el Plan Territorial Sectorial de Humedales. En la actualidad, con los nuevos parques naturales de Armañón y Aizkorri-Aratz, el 13,7% de la superficie de la CAV se incluye en espacios naturales protegidos.
