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Ines INTXAUSTI Crítica de televisión

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Pedro Erquicia es uno de los presentadores más legendarios en al activo de TVE. Del pasivo hablaremos otro día, si les parece. Y no exagero con la leyenda, ¡oiganme! Arrastra tras de sí, como si se tratara de un velo nupcial, la hazaña verídica de haber organizado la primera cita -no tan a ciegas- entre Felipe y Letizia. Celestino Virguero este Erquicia ¿no? Esta periodista ha sobrevivido a casi tres generaciones de audiencia mientras muchos de sus compañeros de entonces desaparecían del mundo o de la televisión y engrosaban esos pasivos que TVE tiene escondidos en galeras subterráneas.

Es muy difícil superar esta trayectoria profesional en un mundo tan efímero como el de la televisión. Y más aún si cabe ante el deseo perenne de cada uno de ellos por permanecer en el esperma del candelabro. Erquicia se limita ahora mismo a presentar una serie de reportajes, casi nunca producidos por Televisión Española, y con una calidad de antemano asegurada. Un trabajo de selección y telepronter de los más limpios que hoy podemos imaginar en el medio catódico. Si a todo ello le añadimos que actualmente se encarga de hacer un remix de los mejores de entre los emitidos, es fácil envidiar la suerte de este dinosaurio, único superviviente de su especie en el siglo XXI.

Pero no todo es frivolidad alrededor. Está claro que el que aguanta es porque lo vale, como sentencia el anuncio del tinte o colorante para el cabello. La semana pasada, un escalofriante reportaje acerca de la donación de riñones de seres vivos a cambio de dinero en Irán me dejó despierta un buen rato. Impresiona la caótica y nada desarrollada situación que vive el pueblo iraní a partir de esta práctica de compra venta de órganos. Será porque se trata de una experiencia quirúrgica reciente, pero espero que tengan más ordenado lo de los órganos de las cabezas nucleares. Personas cuya supervivencia depende de un riñón se encuentran ahorrando dinero y pidiendo créditos para comprar uno a su vecino. Erquicia: no eres ningún nene y tú vales mucho.

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