La Agencia Espacial Europea (ESA) anunció hace sólo unos días que busca una docena de voluntarios para participar en una misión simulada de 520 días a Marte. La tripulación experimentará una soledad y un aislamiento extremos. Vivirán la situación de un auténtico viaje al Planeta Rojo. Los europeos quieren posar su segunda misión robótica en Marte en 2011, pero ya hacen los deberes para el dar el salto a un viaje tripulado.

En cuestión de dos o tres décadas, es posible que un ser humano pise esa superficie de basalto volcánico con un alto contenido en óxidos de hierro que proporcionan el característico color rojo de la superficie marciana. Las agencias espaciales calculan ya cuándo lograrán ese siguiente «pequeño paso para el hombre, pero gran paso para la Humanidad», en cuyo logro tendrá gran parte de culpa una misión que hoy cumple justo una década. El 4 de julio de 1997, después de un viaje de siete meses, llegaba a Marte la sonda Mars Pathfinder, de la NASA, la primera que nos fotografió con una claridad no vista hasta entonces el planeta en el cual Percival Lowell creyó ver, a finales del siglo XIX, acueductos por los cuales los marcianos transportaban el agua.

Aquel 4 de julio de hace diez años, la aureola de expectación que rodeaba a la misión se fraguó de inmediato en un fenómeno mediático mundial, sobre todo a través de Internet, como lo demuestra el hecho de que durante los cinco primeros días de la misión, la web de la Pathfinder registrase más de 47 millones de conexiones.

Fue la primera nave en descender a la superficie del planeta desde las dos misiones Viking -ellas obtuvieron la foto de la famosa `cara de Marte', que en 2001 se vio que no era tal-, nada menos que 21 años antes. Dos décadas después, la carrera espacial volvía de nuevo sus miradas a Marte.

La Mars Pathfinder reabrió así una fructífera carrera por saber y conocer más de nuestro planeta vecino y, con un presupuesto discreto, pudo transmitir a la Tierra 17.000 fotografías, 8.000 millones de mediciones meteorológicas y datos sobre los 16 análisis químicos que realizó del suelo marciano y de algunas de sus rocas. Además, sus datos confirmaron lo que los científicos sospechaban: que Marte fue, hace muchísimo tiempo, un planeta más cálido, con atmósfera densa y agua líquida en su superficie; un mundo, en definitiva, que fue bastante parecido a la Tierra.

Quizá no fueron los suyos unos avances científicos espectaculares, pero, como reconoce Víctor V. Ruiz, director de la revista ```Astronomía Digital'', devolvió «definitivamente el interés del público y de los científicos al planeta de los marcianos. Al igual que con las sondas vikingas, el Mars Rover y el Pathfinder volvieron a ofrecer fotografías de paisajes que bien podrían ser de Almería, del Sáhara o de Arizona».

La sonda que arribó al Valle Aries posó sobre el suelo marciano algo desconocido hasta entonces, un pequeño vehículo de exploración autopropulsado o rover, al que se bautizó Sojourner (en honor a la abolicionista estadounidense Sojourner Truth). Sus seis ruedas y 10,6 kilos de peso se acercaron -a una velocidad de un centímetro por segundo- a las primeras piedras de Marte, que fueron bautizadas como ``Barnacle Bill'', ``Yogi'' y `Scooby Doo''. A partir de ahí envió información durante los 83 días en que estuvo operativo. La sonda fue rebautizada como Sagan Memorial Station, en recuerdo y homenaje también el famoso astrónomo y divulgador Carl Sagan.

Los éxitos cosechados por la Mars Pathfinder fueron decisivos para la apuesta por Marte y para que hoy hasta cuatro naves espaciales orbiten a su alrededor: Mars Global Surveyor, Mars Odissey y Mars Reconnaissance Orbiter, de la NASA, y el Mars Express Orbiter, de la ESA, además de dos robots exploradores que recorren su superficie, el Spirit y el Opportunity. En total, más de una treintena de naves espaciales automáticas se han enviado a Marte desde los años sesenta, aunque la mayoría fracasara.

Marte sigue siendo la tentación que vive arriba. La Tierra se formó hace unos 4.500 millones de años, lo mismo que Marte, y ambos poseen una composición química similar. Pero la evolución de estos dos planetas tomó rumbos diferentes. Hoy se sabe que hasta hace unos 1.500 millones de años había agua en el Planeta Rojo. Y el agua, sus componentes, se antojan fundamentales para la vida. Para la vida que algunos ya planean cuando el ser humano tenga que viajar en busca de nuevos lugares que habitar.

Hace cien años, en 1907, el ``Wall Street Journal'' llegó a decir que el acontecimiento más extraordinario de los últimos años era «la prueba mediante observaciones astronómicas de las que se concluye que existe una vida humana inteligente en el planeta Marte». Hace tiempo que esa obsesión dejó de estar sólo en la mente de ufólogos del tres al cuarto, aunque si su colonización se retrasa, quizá, como ironiza Víctor V. Ruiz, «a lo mejor nos invaden extraterrestres de verdad antes de que pisemos Marte».