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Victoria Mendoza Psicoterapeuta

Alardes y conflictos sin resolver

El Alarde de Irun proyecta lo que en realidad somos los seres humanos, absurdos y prejuiciosos, con miedo a los cambios y a lo nuevo. No hace muchos años, las mujeres no podíamos usar pantalones, y algo mucho más serio, no teníamos derecho al voto ni a opinar o decidir sobre diferentes temas sociales y políticos, tampoco podíamos ocupar puestos directivos ni estudiar o trabajar en áreas que se creía que sólo era para los hombres. Afortunadamente, a pesar de las muchas lagunas al respecto, vamos conquistando sitios que antes teníamos prohibidos.

Es muy posible que las nuevas generaciones vayan aceptando y consiguiendo más cambios a favor de la mujer, y seguramente que cada vez serán más los hombres implicados en la lucha de igualdad de géneros. Mi optimismo no es gratuito, pues veo que son muchos los hombres que se han sumado al alarde mixto, apoyando con su participación que la mujer siga conquistando espacios a los que también tiene derecho.

Soy menos optimista con los políticos, ya que es preocupante ver que solamente ANV, Izquierda Unida y Aralar han acompañado y dado la bienvenida al alarde mixto. Creo que todos los partidos políticos deben ser más cuidadosos en estos detalles, porque ellos tienen representación e influen- cia en sus ciudadanos y estas y otras actitudes pueden separar o provocar conflictos. Deberían aprovechar el alarde o cualquier fiesta popular para demostrar su capacidad de liderazgo político procurando unir al pueblo, ya que si los demás partidos políticos apoyan la participación de la mujer, seguramente que resultaría más fácil para todos aceptar como algo normal y necesario la par- ticipación de todos y de todas en una fiesta que es del pueblo y para el pueblo.

Estamos en un momento social y político difícil, cualquier iniciativa acertada o cualquier error de nuestros políticos puede tener consecuencias para todos, por eso es importante que la manera de hacer política se reconduzca, que se busquen nuevas fórmulas de diálogo y entendimiento, hay muchos asuntos importantes que resolver y no debemos perder el tiempo en dividir y distanciar más a los ciudadanos.

Los partidos políticos se están convirtiendo en sectas sociales y políticas que nos conducen al fanatismo y que cada vez nos separan y dividen más a los ciudadanos.

El pueblo debe ir recuperando la confianza hacia sus representantes políticos y si a mí me preguntaran en qué político puedo yo confiar, contestaría que en aquel que además de ser coherente con lo que dice y hace, tiene la inteligencia suficiente para unir a unos y otros en la búsqueda de soluciones a los diferentes conflictos. No puedo confiar en políticos que hagan más grande un conflicto, sino en aquellos que realmente desean que se resuelva entre TODOS un conflicto que nos afecta a todos y a todas.

Si logramos resolver entre todos y todas un conflicto de alardes en Irun o en Hondarribia, es muy posible que también podamos resolver entre todas las partes implicadas el conflicto vasco. Todo es cuestión de hacer algunos cuantos cambios radicales a nuestra manera tan mediocre de hacer política. ¿Estaré pecando de ingenua o de optimista? ¿O será que el calor me hace soñar despierta?

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