Soy hijo de republicanos españoles y he tenido la suerte de nacer en el pueblo más antiguo de Europa. Un pueblo que ha sabido mantener sus tradiciones, su lengua y sobre todo sus ganas de ser libre. Durante su larga historia ha habido numerosos obstáculos, luchas internas, invasiones, guerras carlistas, guerra civil, dictaduras... pero siempre ha sabido mantener su identidad. Ahora nos encontramos en la gran encrucijada de decidir si queremos dar un pasito más en la historia, ¿pero cómo ponernos de acuerdo todos los herrialdes? Cada parte del país tiene su realidad propia, aunque el objetivo sea el mismo. Tenemos que lograr un consenso, un punto de partida, quizás sea la tan ansiada paz. Pero el camino para conseguirla no es fácil, hay demasiadas heridas abiertas y los enemigos del cambio están obsesionados en echarles sal, pero no hay que desistir, este pueblo ya ha llorado bastante. Aunque sabemos que el camino no va ha ser fácil y recibamos una y otra bofetada, tenemos que mantenernos firmes y utilizar la palabra como estrategia de lucha, ya es hora de enmendar los errores de la transición y de ser más listos que el enemigo.