Bruselas presenta hoy su propuesta de reforma del mercado del vino
La Comisión Europea presentará hoy su propuesta para reformar el sector del vino, en la que promoverá el arranque de 200.000 hectáreas de viñedo en cinco años. El proyecto cuenta aún con discrepancias entre estados miembros y con el rechazo del sector productor.
GARA |
La Comisión Europea aprobará hoy su proyecto para reformar la Organización Común de Mercado (OCM) del vino, con el que pretende reestructurar este sector mediante primas para los agricultores por el abandono de vides. Estas ayudas partirían de un montante medio de 7.100 euros por hectárea en 2009, según los borradores que circulan por Bruselas y con ellas pretende conseguir el arranque de 200.000 hectáreas de viñedo.
El proyecto que ha preparado la comisaria europea de Agricultura, Mariann Fischer Boel, ha tenido una tramitación difícil dentro del equipo de la CE, donde han aflorado intereses estatales y, de hecho, está aún abierto en lo que se refiere a la distribución del dinero para cada país. Bruselas ha tenido que reducir a la mitad el número de hectáreas que preveía eliminar en su proyecto inicial.
La Comisión pretende mantener el actual presupuesto para la OCM, unos 1.300 millones de euros anuales y proyecta cambiar su distribución para hacer los apoyos más eficaces.
Azúcar en el vino
Frente a las ideas difundidas hasta ahora, la propuesta final podría variar tanto en el reparto de las asignaciones nacionales como en la prohibición de añadir azúcar al vino. Esta prohibición que pretende Bruselas es apoyada por los estados del sur como el español, pero rechazada por Alemania o Austria.
Bruselas propondrá eliminar 200.000 hectáreas -el 6% de los viñedos de la UE (actualmente 3,4 millones de hectáreas)-, de forma voluntaria, pero mediante primas atractivas. Asimismo, estudia suprimir desde el primer día de la nueva OCM, ayudas a la destilación de alcohol de uso de boca (usado para brandy), al almacenamiento privado y al mosto.
Según los borradores, la ayuda media por hectárea arrancada sería de 7.174 euros por hectárea en 2009 y se iría recortando un 20% anual hasta 2013.
Este importe no será igual para todas las regiones, sino que se fijará dependiendo de la situación del área vinícola, el rendimiento y los precios.
Sin embargo, Bruselas también estudia que los gobiernos puedan frenar el arranque si supera el 10% de sus viñedos y que lo limiten en zonas montañosas o áreas con problemas medioambientales. Pero a la vez que promueve el abandono, la Comisión Europea proyecta liberalizar el cultivo de viñas en 2014 y suprimir los derechos de plantación que actualmente limitan la producción de vides, con lo que se abre la puerta a una producción masiva y sin atención a la calidad.
Por ello, es un punto muy criticado por los agricultores de la UE, que creen que aniquilará el modelo tradicional europeo, en favor de las grandes empresas.
La Comisión prevé incentivar el arranque de 200.000 hectáreas de viñedo con primas que el primer año ascenderán a una media de 7.100 euros por hectárea y se recortarán progresivamente hasta 2013.
Bruselas quiere destinar una parte del presupuesto a financiar el arranque y otra a «sobres nacionales», con los que cada Estado subvencionaría medidas como la cosecha en verde o la gestión de crisis.
Pese a incentivar el abandono del cultivo de la vid en los primeros años, a partir de 2014 suprimiría derechos de plantación y abriría las puertas a la producción masiva sin atención a la calidad, para beneficio de grandes empresas.
Las Denominaciones de Origen de los principales países productores europeos (Portugal, Estado español, Estado francés e Italia) han formado una alianza estratégica con el objetivo de defender los intereses de los vinos de calidad, ya que consideran peligroso para el futuro de estos vinos la actual propuesta de reforma de la OCM. Los aspectos básicos sobre los que coinciden las más prestigiosas regiones productoras europeas son la falta de ambición de la propuesta en cuanto a la asignación de recursos para promoción que permitan una mayor proyección de los vinos al mercado, la necesidad de mantener la diferenciación de los vinos de calidad en aspectos como el etiquetado o las prácticas enológicas, y el impacto negativo que tendría la liberalización de plantaciones sobre la estabilidad del mercado, instándose a que sean los gestores de las denominaciones quienes puedan actuar de filtro para gestionar el potencial de producción y mantener el actual marco de equilibrio.
Por su parte, los agricultores europeos, agrupados en el Copa-Cogeca, rechazaron el proyecto de reforma del sector del vino, porque «barrerá» a los productores tradicionales y promueve una liberalización que pone en peligro el modelo europeo de producción.
El Copa-Cogeca subrayó que el final de los derechos de plantación provocará la especulación y el establecimiento de nuevas explotaciones que desestabilizarán al sector. En su opinión, el proyecto que baraja Bruselas persigue «un modelo vitivinícola californiano, australiano, pero no europeo».