Josu Imanol Unanue Astoreka Activista Social
Chorizos con garantía
No fueron votados, y no defienden ni garantizan la calidad de la democracia que citan y repiten, como el maestro Iturgaiz con su letanía «nosotros los demócratas»
Contaban en mi familia que en los cepillos de una Iglesia local aparte de las monedas de los devotos aparecía frecuentemente una chapa de garantía de un chorizo de marca famosa. Esto tenía desconcertado al cura, hasta que un día la devota falló en el intento de introducir la chapa por la ranura y se descubrió el engaño. La fervorosa choricera dijo que la iglesia tenía garantizada la compra de alimento para el cura, -también el chorizo posible-, no así la chapa garante que ella sí estaba dispuesta a facilitar una y otra vez.
Viene esta historia a recordar que el PP intenta una y otra vez colocarnos el timo de la democracia española, pero como la de Lizartza les delatan. No fueron votados y no defienden ni garantizan la calidad de la democracia que citan y repiten, como el maestro Iturgaiz con su letanía «Nosotros los demócratas».
¿Serían capaces de consultar y respetar lo decidido sobre la colocación de su bandera insignia en dicho pueblo? ¿Conocen los famosos choriceros a los vecinos que pretenden representar y defender? La verdad es que resulta patético verlos reclamar algo que no es suyo, jaleados por los medios de comunicación afines, que no son pocos.
La imagen de su bandera en el centro de un salón ocupado y protegidos por la Ertzaintza les ha quedado preciosa y será utilizada para aparecer victoriosos y a la vez víctimas rodeadas, como los vaqueros que invadían tierras ajenas en el Oeste y exterminaban indígenas belicosos. Esta es la historia de nuestro pueblo, una y otra vez dirigida por extraños y por intereses impuestos.
Luego nos bombardean con las excelencias de su sistema y las también excelencias del país más europeo que es España, obviando, cómo no, la falta de transición y esos quitas y pones pre y post-franquistas, país de gracias y graciosos por la gracia de Dios y leyes que no les deseo a ninguno en ningún otro país.
Por eso en las tertulias que oigo o acudo, me rizan el poco pelo que tengo, ¿a quién pretenden adoctrinar o engañar? Porque lo curioso es que reconocen la poca credibilidad de la Ley de Partidos, pero citan como argumento para defenderlo que hay que acatar la ley aunque no guste. Detrás de esa aceptación forzada está la defensa de sus ideas poco democráticas, unidos mas por intereses de poder que por certeza en el respeto del uno al otro de sus ideas, golpistas del 36 y perdedores, unidos por una causa común la conquista del Norte mental.
Por si acaso, me quedo con la chapa de chorizo que no engorda y en el bando que denunciaba aquí y allá la ocupación de ayuntamientos y poltronas por gente no votada. Ni pertenecen ni son creíbles en un pueblo del que desconocen todo, tal vez sí lo sean en sus medios derechosos y supuestos progresistas, las fundaciones y entidades afines que con la excusa del victimismo aplauden esta u otra actuación antidemocrática. Allá ellos con sus juegos, pero lo realizado antes y después de estas elecciones una vez más impuestas y antidemocráticas pasará a la historia de nuestro pueblo como bufonada e imposición.
Pero lo que realmente preocupa es el silencio de intelectuales y eruditos en las leyes, la socarrona gracia hablada de los tertulianos agarbanzados y adoctrinadotes, los medios que teóricamente defienden la libertad de pensamiento y opinión y los políticos hábiles que dirigen el futuro de este país. ¿Es así como piensan lograr la credibilidad en sus ideas? Lo dicho, a cada uno lo suyo: a los chorizos la chapa garante de su origen y composición, aunque su composición ya esté maloliente y empezando a pudrirse.