La reforma del mercado del vino en la Unión Europea no empieza con buen pie
La Comisión Europea presentó ayer su propuesta para reformar el mercado del vino, y las reacciones de los sectores que se verán afectados no auguran un proceso tranquilo. Ni los agricultores ni cinco denominaciones de origen de los estados español, francés, italiano y portugués consideran que las propuestas del Ejecutivo europeo beneficiarán al sector. Es más, a tenor de las primeras críticas, la reforma, en los términos en que ha sido planteada, supondrá «una ruptura de la relación entre la calidad de la uva, la tradición en la elaboración y la confianza que los consumidores depositan en los productos de denominación de origen». Lo cierto es que la Comisión Europea plantea básicamente la liberalización de las plantaciones y el arranque de 200.000 hectáreas de viñedo en cinco años, mientras que el sector demanda una apuesta por la calidad y el apoyo a la comercialización y a la promoción de los vinos que se producen en Europa. Dos posturas contradictorias, que representan a dos modos de producción diferentes. En cualquier caso, el debate no ha hecho sino empezar, y puede ser una buena oportunidad para reforzar el sector, sin romper con una tradición que ha llevado a los vinos europeos a ser reconocidos a nivel internacional, principalmente por su calidad.