Una alcaldesa orgullosa de impedir un símbolo querido por gran parte de la ciudadanía
Mientras una multitud celebraba en el lógico y ritual jolgorio el inicio de las fiestas de San Fermín, en una ventana del edificio consistorial se libró ayer, un año más, una pequeña batalla campal cuyo origen no era otro que el intento, por parte del concejal de EAE-ANV Mikel Gastesi, de exhibir una ikurriña. No parece razonable que tal acción sea perseguida con tamaña saña, pero lo cierto es que año tras año la alcaldesa Barcina parece tener como máximo objetivo evitar que en el acto de inicio de las fiestas aparezca alguna ikurriña. No lo consigue, porque aunque este símbolo querido por una parte importante de la ciudadanía iruindarra no esté en lugar oficial, son muchas las que se ven en la plaza. Pero lo intenta con ahínco, no sólo a través de los miembros de la Policía Municipal a quienes asigna dicha misión, sino también por medio de sus propios compañeros de UPN, a quienes tendría que explicar que esa actuación está muy lejos de lo que debieran ser las funciones de un concejal. Con todo, y a pesar de las magulladuras del concejal abertzale, lo más significativo es que quien está obligada a gestionar los intereses de toda la ciudad, se muestre orgullosa de negar la presencia de un símbolo con el que, le guste o no, se identifica un buen porcentaje de iruindarras.