El Tour 2007 comienza hoy en Londres envuelto en la sospecha y, sobre todo, la incertidumbre. El palmarés del año pasado, tiene un hueco, el de ganador, tras el positivo de Floyd Landis. Óscar Pereiro partirá con el dorsal 11. La exigencia de la firma de la carta antidopaje de la UCI ha encendido a los ciclistas, pero todos los equipos han claudicado El ciclismo está señalado, bajo una tensión permanente y la crisis es evidente.

Es el Tour de las ausencias. Más que salpicados por la Operación Puerto, ni Ivan Basso ni Jan Ullrich, los corredores más completos del pelotón tras la retirada de Armstrong, estarán en la salida de hoy. El primero ha sido sancionado con dos años por el CONI y no podrá debutar hasta octubre de 2008. Peores han sido las consecuencias para el alemán pues se ha visto abocado a poner punto y final a su trayectoria. Italiano y alemán, sin un positivo en su carrera.

Los dos encabezan la larga lista de damnificados por la locura y el frenesí en el que se ha convertido el ciclismo. Aquel que da positivo es crucificado. Bajo el yugo de un código ético firmado, es apartado cautelarmente de la competición por sus propios equipos. Sólo, él corredor tiene que preparar su defensa y contratar a los abogados. El propio Landis o Hamilton se dejaron cifras millonarias en ese menester. Hoy están en el paro.

Cuando lo lógico es que cumpla su sanción, el Pro Tour lo rechaza y no le queda más remedio que la retirada o correr en la segunda división, sin poder disputar las mejores carreras del mundo.

Hay otros que han sido tachados sin dar positivo, por aparecer su nombre en la Operación Puerto. La justicia española archivó el caso, pero la UCI ha decidido dar la espalda a decenas de corredores y los equipos Pro Tour han cerrado filas.

El último invento de la UCI, impulsado por la organización del Tour, ha sido la exigencia de firmar una carta antidopaje si el ciclista quiere competir. En ella, niega su implicación en la Operación Puerto o en cualquier otro caso de dopaje y se compromete a no cometer ninguna infracción, así como a poner a disposición de la justicia española su ADN. Además, «como prueba de compromiso» firma «pagar a la UCI» la remuneración de su contrato anual.

Salvo alguna excepción, lógicamente ningún ciclista está de acuerdo pues se ven ultrajados. Todos han pasado por el aro. ¡Qué remedio!, dicen, y no les falta razón.

Los franceses están sometidos y van a su aire, por lo que la unión no es posible y si no firmas te quedas fuera del circo. Toda la vida entregados a pedalear a la mayoría no le queda más camino que tragar.

Sin un gran favorito

A pan y agua, reclama el Tour, y luego mete una etapa, la 16ª, de 218,5 kilómetros y con final inédito en el Aubisque, y antes están Larrau, St. Martin y Marie Blanque nada menos.

Precisamente, por eso el Tour 2007 se presenta espectacular. Sin un patrón claro, aunque todos apuntan al Astana de Vinokourov y Kloden, la carrera se presenta abierta. Valverde ha preparado al milímetro su tercer asalto a París; Pereiro querrá callar muchas bocas; Sastre apela a la regularidad; Menchov quiere dar el asalto definitivo; Leipheimer es la apuesta del Discovery; y Moreau, exagerado en el Dauphiné Liberé, es la esperanza francesa.

El recorrido se presenta atractivo y, salvo el prólogo, el resto son novedades. Los Alpes llegan pronto, antes de la primera contrarreloj de 54 kilómetros, y después los Pirineos. Sin ninguna duda, el Tour 2007 se decidirá en la muga, con los finales en Plateau de Beille, Val Louron y el inédito en el Aubisque. Por si quedará alguna duda, una segunda crono, de 55,5 kilómetros el anteúltimo día, determinará el podio final en París. Entretanto, esperemos que predomine el esfuerzo y el sacrificio sobre las noticias de dopaje.