Seis años después del inicio de «la guerra mundial contra el terrorismo» decretado por Estados Unidos tras los atentados del 11-S, Al Qaeda es más fuerte que nunca, según afirma un informe de expertos estadounidenses titulado «Al Qaeda en mejor posición para golpear a Occidente».

Este estudio, adelantado por el diario «The Washington Post» y elaborado por el Centro Nacional Antiterrorista, pone en cuestión la campaña bélica del presidente. Los expertos (miembros de los servicios secretos, en realidad) aseguran que Bin Laden está refugiado en una amplia zona controlada por los talibanes a lo largo de la frontera entre Afganistán y Pakistán. Desde allí, según afirma el informe, Al Qaeda habría desperdigado «filiales» que funcionan de forma autónoma en todo el mundo.

«Durante años, hemos combatido a Al Qaeda con operaciones de gran magnitud, pero hoy nos enfrentamos a multitud de pequeños Al Qaeda, una radicalización persistente e insurrecciones en Irak y Afganistán que luchan contra nuestras fuerzas armadas», opina un experto en estas cuestiones, Brian Michael Jenkins, a preguntas de la agencia France Press.

El jueves, Bush se presentó en una actitud defensiva por la cobertura mediática dada a las pérdidas humanas de EEUU en ambos conflictos, especialmente en Irak. Y visiblemente molesto por las informaciones que apuntan a que Al Qaeda está cada vez más fuerte. Ayer, volvió a negar que ésto sea así, y reiteró que la organización liderada por Ossama Bin Laden está más debil que nunca, contradiciendo a los propios expertos de su Administración.

La respuesta del Partido Demócrata -que da por bueno el informe- llegó ayer por boca de Harry Reid, jefe de la mayoría demócrata en el Senado: «El presidente está permitiendo operar libremente a Ossama Bin Laden en la frontera entre Afganistán y Pakistán mientras concentra nuestras tropas en una guerra civil en Irak».

Votación en la Cámara Baja

Pero el Partido Demócrata no se ha quedado en estas acusaciones. Por tercera vez, la Cámara de Representantes ha votado para que comience en primavera la retirada de las tropas desplegadas en Irak.

La medida fue aprobada por 223 votos a favor y 201 en contra, a pesar de la amenaza del presidente estadounidense de vetar dicha decisión y dictaminar que no se decidirá ningún cambio en la política sobre esta guerra antes de setiembre.

El informe del Gobierno estadounidense sobre la situación iraquí hecho público el jueves señala que «la situación de seguridad en Irak continúa siendo compleja y extremadamente desafiante» y advierte de «duras luchas» durante el verano.

«Los niveles de violencia en 2006 socavaron los intentos por lograr la reconciliación política, al animar las tensiones sectarias, envalentonar a los extremistas y desacreditar al Gobierno iraquí y a la coalición», señala el texto. «En medio de esta violencia, se ha vuelto sumamente difícil para la dirigencia iraquí llevar a cabo las negociaciones necesarias para fomentar la reconciliación», añade el documento, lo cual se agrava por el temor de algunos dirigentes iraquíes -los que han sido «colocados» por Washington- a que el compromiso de EEUU en el país no sea «a largo plazo».

Por su parte, la oposición demócrata aseguró que el informe preliminar de la Casa Blanca sobre Irak pone de manifiesto la necesidad imperiosa de un cambio de rumbo y de política en el país árabe.

Cambio de rumbo

Al respecto, y por medio de un comunicado, el líder de la mayoría demócrata del Senado aseguró que hay que cambiar «el rumbo ahora, no en septiembre», en referencia al informe que el 15 de ese mes presentará el comandante estadounidense en Irak, David Petraeus, el más alto comandante militar estadounidense en la región.

Harry Reid instó al presidente Bush a que «trabaje con los demócratas y los republicanos en el Congreso para forjar un camino nuevo hacia delante en Irak, y reorientar nuestro esfuerzos colectivos en derrotar a al Qaeda». Bush, en opinión de Reid, debe admitir que su «política pública en Irak ha fracasado», algo que, obviamente, el presidente no hará.

«El informe del presidente de hoy confirma lo que muchos habían sospechado, la guerra en Irak va en una dirección peligrosa. El gobierno iraquí no ha alcanzado las metas clave que se propuso a sí mismo y las fuerzas de seguridad iraquíes aún están muy lejos de las expectativas», dijo el líder de la mayoría del Senado.

Pelosi y Obama

Por su parte, la presidenta demócrata de la Cámara de Representantes, la influyente Nancy Pelosi, subrayó que el estudio refleja claramente que se necesita una «nueva dirección» y presenta una «triste realidad».

«Desde que el pasado mes de enero el presidente anunciara el incremento de tropas en Irak, hemos perdido casi 600 soldados estadounidenses y hemos realizado un gasto de 60.000 millones de dólares», recordó la presidenta demócrata de la Cámara de Representantes.

Por último, señala que tras cinco años de política «fallida» en Irak «tenemos el deber no sólo de mostrar nuestra oposición (a la guerra), sino de votar hoy a poner fin al conflicto».

A su vez, Barack Obama, aspirante demócrata a la presidencia de Estados Unidos, indicó en una nota que no se puede afirmar que ha habido avances en Irak «cuando los últimos tres meses han sido de los peores» en lo que a bajas se refiere, desde el inicio de la contienda.

«No nos digan que el Ejecutivo iraquí no ha hecho nada para tomar los pasos necesarios para poner fin a la guerra civil. La guerra sólo ha disparado la amenaza terrorista», concluyó Barack Obama.

Sin embargo, para el líder del bloque republicano en la Cámara Baja, John Boehner, este proyecto de ley auspiciado por los demócratas proponiendo la retirada de las tropas de Irak a partir de la primavera «mina al general Petraeus y mina la misión que debe hacer para la seguridad de América e Irak».

«Lo que tenemos aquí no es liderazgo, sino negligencia», concluyó en referencia a la decisión de los demócratas.

Ante las críticas recibidas, Bush consideró que el Congreso «no debería controlar la guerra», sino «financiar a las tropas» desplegadas en Irak.

Respuesta desde Bagdad

Sami al Askari, un chií miembro de la Asamblea Nacional iraquí y consejero político del primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, denunció ayer que tanto los que apoyan a Bush como sus opositores culpen a los iraquíes de todos los errores. Al Askari indicó que su Gobierno es muy serio en la aplicación de reformas políticas destinadas a conseguir la unidad nacional y a ganarse un mayor apoyo suní para el proceso político. «Desde ahora hasta finales de año, se completarán los proyectos de ley relacionados con la reconciliación nacional», informó Al Askari.

Estas reformas han estado paralizadas durante meses debido a las discusiones entre los miembros suníes, chiíes y kurdos de la coalición que gobierna Irak bajo el tutelaje de Estados Unidos. Los suníes y los kurdos tienen grandes diferencias sobre un proyecto de ley para el control equitativo de la industria petrolífera y de sus beneficios, uno de los centros de las reformas, y no se vislumbra ningún acuerdo al respecto.

El punto de referencia más difícil para conseguir una constitución, que muchos de los suníes ven como la más importante de las reformas, permanece aplazado y relegado a una comisión parlamentaria. Los suníes quieren suavizar el proyecto de federalismo, pero los kurdos y los chiíes quieren introducir únicamente cambios mínimos. Al mismo tiempo, el Gabinete y el Parlamento han sido debilitados por un boicot suní por otras disputas.

El «plan» de Talabani

Por su parte, el presidente iraquí, Jalal Talabani, trató de dibujar un mundo mucho más optimista del que cualquiera podría ver en su país, al comentar que hay «desarrollos positivos en los esfuerzos de reconfigurar el Gabinete para establecer un frente de fuerzas moderadas comprometidas con el proceso político y la democracia en Irak». Talabani añadió que las ofensivas militares llevadas a cabo por las tropas estadounidenses alrededor de Bagdad está teniendo buenos efectos. «Está en marcha una campaña muy exitosa para eliminar los terroristas y áreas lejanas como Diyala y Anbar han sido `limpiadas´», declaró el presidente.