Aun año vista de la brutal agresión militar de Israel, y tras su derrota a manos de la resistencia libanesa, la combinación de una serie de conflictos no anticipa un futuro tranquilo para la población libanesa. El grave deterioro de la economía y de la vida social, provocado por la campaña militar del vecino Israel, no hace sino complicar aún más el devenir diario de Líbano, acostumbrado desde hace décadas a tener que sortear una crisis tras otra.

(...) Las muertes en atentado de políticos de la gubernamental alianza contra Siria, el pulso entre esas fuerzas y la oposición liderada por Hizbullah, los ataques contra la UNIFIL, la violencia en los campos de refugiados palestinos, la aparición «reconocida» en escena de los grupos jihadistas y la posibilidad latente de que Israel vuelva a atacar el país, con la consiguiente resistencia de Hizbollah, son partes de la compleja ecuación libanesa.

La situación gana en complejidad cada día y algunos políticos locales no dudan en calificarla de «una bomba de relojería» que puede estallar en cualquier momento. La fragilidad, y debilidad, del Estado libanés, algo más que evidente, no contribuye tampoco a superar definitivamente esa sucesión de crisis.

(...) Más allá de los continuos reproches de unos y otros, porque para algunos el Gobierno de Siniora «no es más que una marioneta de Washington», mientras que para otros, «Damasco y Teherán mueven los hilos de Hizbollah y Aoun», esa dinámica impide que los intereses locales «avancen de modo propio».

(...) Esas manos «internacionales» no han aportado hasta ahora más que dificultades y divisiones. La presencia de las fuerzas de UNIFIL es vista como una correa de transmisión de la desprestigiada ONU, considerada parcial del conflicto. Buena parte de los libaneses no olvidan sus posicionamientos favorables a medidas impulsadas desde EEUU, siempre en defensa de los intereses de Israel. (...)

Además, está la actuación de Arabia Saudí en Líbano. Temeroso del auge que las opciones chiítas muestran en diferentes países, no duda en emplear el beneplácito de EEUU para intervenir donde considere oportuno. En Líbano, quienes proclaman a los cuatro vientos la supuesta presencia de Siria e Irán, callan u ocultan la actuación saudita.

(...) Sería ingenuo no situar la presencia de Irán o Siria en este tablero. Irán, con vistas geoestratégicas que van más allá de Líbano, al tiempo que crean lazos claros a través del chiísmo militante. Por su parte, Siria ha mantenido históricamente un papel protagonista en los asuntos locales, también en defensa de sus «propios intereses», y no dudará en utilizar a terceros para que mantener su presencia.

Finalmente, hay que volver a señalar a EEUU y a su fiel aliado Israel que, con su política unilateral, están llevando a todo el mundo a un callejón sin salida de inseguridad y enfrentamientos. También conviene seguir con atención los movimientos del Estado francés, que no duda en utilizar su presencia colonial para recuperar protagonismo en la esfera internacional.

El futuro no es nada halagüeño. (...)