Hollywood sigue mirando hacia el cine europeo en busca de inspiración, y hacía años que existía la intención de realizar un remake de la película noruega hablada en lapón «Ofelas».

Han transcurrido ya dos décadas desde su estreno, pero los guionistas no daban con la fórmula para traducir a la mentalidad anglosajona aquella leyenda lapona recuperada por Nils Gaup. Al final, el tratamiento oportuno se le ha ocurrido a un alemán, al realizador formado internacionalmente en el video-clip Marcus Nispel.

Después de todo, su debut en la pantalla grande lo hizo con otro remake, el de «La matanza de Texas» de 2004, además de otra versión de un clásico, un «Frankenstein» producido para televisión por Martin Scorsese. Tampoco su propuesta particular para «El guía del desfiladero» está tan alejada del terror, aunque se trata de una fantasía épica. La estética que le ha aplicado es muy violenta y tenebrosa, con una fotografía envuelta en la niebla a lo largo del metraje. Los distribuidores no deben de estar muy contentos, debido a que la película no pasa las clasificaciones por edad y se aleja del espectáculo familiar.

Discutible o no, la alternativa defendida por Marcus Nispel, en base a un guión adaptado por la misma Laeta Kalogridis que ya se vio envuelta en la polémica del «Alejandro Magno» de Oliver Stone, propone una solución indicada para el público yanqui.

La acción se remonta en el tiempo a hace 1100 años, hasta situarse en la llegada de los vikingos al norte de América en la época precolombina. Para mayor identificación del público blanco, el héroe no es un nativo, sino un niño vikingo adoptado por la tribu Wampanoag después de una de las incursiones de los nórdicos. Convertido en un joven guerrero, como si se tratara del «Conan» de John Milius, adquiere la presencia física adulta del actor neozelandés Karl Urban.