La Fiscalía de Brasil reclama el cierre del aeropuerto de Congonhas
Tan sólo 36 horas después de la mayor catástrofe aérea de América Latina, un avión de la misma compañía brasileña tuvo ayer problemas para aterrizar. Aunque en este último accidente no se produjeron heridos, el del martes deja ya cerca de 200 fallecidos, y los bomberos continúan la búsqueda de los aún desaparecidos. Hasta ahora las tareas de identificación han sido imposibles ya que los cuerpos estaban calcinados por las altas temperaturas de cerca de 1.000ºC.
GARA |
La Fiscalía federal de Brasil ha reclamado el cierre del aeropuerto de Congonhas, tras la catástrofe aérea que el martes causó cerca de 200 víctimas mortales, que todavía no han podido ser identificadas.
Apenas 36 horas después de este accidente aéreo, el más grave registrado en América Latina, otro avión de la misma compañía brasileña tuvo problemas a la hora de aterrizar en ese mismo aeropuerto de Sao Paulo. En este caso, la aeronave, un Fokker 100, tenía previsto aterrizar a las 07.22 horas (12.22 hora de Euskal Herria), pero tuvo que volver a tomar altura por causas que se desconocen, antes de efectuar el aterrizaje a las 7.42 horas.
La escena fue grabada por las cámaras de Globo TV desde un helicóptero. En las imágenes se puede observar una acumulación de nubes sobre el aeropuerto, cuya pista auxiliar se abrió de nuevo el miércoles, mientras que la pista principal, donde ocurrió el accidente el martes permanecerá cerrada hasta nuevo aviso.
10 meses de investigación
La investigación del siniestro se prolongará alrededor de diez meses y, al parecer, no se descarta ninguna hipótesis. Según señaló Kersul Filho, del Centro de Investigación y Prevención de Accidentes, las indagaciones en torno a accidentes de esta magnitud sueles extenderse durante unos 18 meses.
El gestor del aeropuerto difundió un vídeo del accidente en el que se ponía en relieve que el avión recorrió la pista en tres segundos, frente a los once utilizados por el aparato anterior, lo que «confirma -indicó Kersul Filho- que el avión iba más rápido de lo habitual, pero no se trata de un dato que se pueda considerar de manera aislada».
El Airbus A-320 de la compañía brasileña TAM regresaba de la ciudad de Porto Alegre. El siniestro ocurrió tras salirse la aeronave de la pista principal, cruzar una avenida y chocar contra un almacén de TAM Express. La pista se encontraba mojada por las fuertes lluvias, aunque había sido renovada tras varios incidentes motivados por una acumulación de agua.
El avión viajaba al completo, con 174 pasajeros, seis miembros de la tripulación y otras seis personas que ocupaban asientos no comercializados y, según el presidente de la compañía, Mauro Bologna, «todos fallecieron en el acto y no hay rastro de supervivientes».
Además de estas víctimas, hay que sumar los nueve cadáveres que los bomberos retiraron del almacén y los otros trece de una estación de servicio situada en las proximidades. Se ignora aún cuantas personas más podrían encontrarse en el edificio pero los responsables de la aerolínea consideran que el número podría alcanzar a cincuenta o sesenta persona.
Según indicó la compañía TAM, el avión Airbus A-320 había pasado ya una revisión simple el 13 de junio y una más profunda el 20 de noviembre.
El presidente de Brasil, Lula da Silva, se reunió ayer con el equipo de coordinación política del Gobierno para discutir la crisis aérea provocada por el accidente. La pista permanecerá cerrada por el momento.
El aeropuerto de Congonhas en Sao Paulo es el que más tráfico aéreo registra en todo Brasil, con una media de 630 aterrizajes y despegues diarios. Los pilotos contaban con más de 13.000 horas de vuelo cada uno.