El PSN-PSOE está sumido en el más absoluto de los desconciertos. Sus máximos dirigentes se dedican a bailar la yenca con declaraciones de las que se desdicen a las pocas horas, incurriendo en flagrantes contradicciones y dando muestras evidentes de que no son dueños ni de sus palabras ni de sus silencios, sino simples marionetas movidas por fuerzas superiores que, por lo que se ve, ni siquiera ellos aciertan a interpretar correctamente. Entre tanto, los cargos medios y la afiliación se ve sometida a una ducha escocesa, con tales cambios de temperatura que ven peligrar su salud. En estas condiciones, tanto Fernando Puras como Carlos Chivite -aunque consiguieran contener el descontento existente en sus filas y recibir el «apoyo oficial» de la Ejecutiva reunida ayer a su estrategia negociadora- carecen ya de cualquier credibilidad para el resto de los partidos. En estas condiciones, lo más conveniente sería la convocatoria de unas nuevas elecciones y que en esta ocasión fueran verdaderamente plurales con la participación de todos los partidos. Y, probablemente, también lo mejor para el PSN sería que celebraran sus propios comicios internos para ver si se aclaran.