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Nuevo intento de la OMC para desbloquear la Ronda de Doha

El centenar y medio de países miembros de la OMC cuentan con dos nuevas propuestas para aumentar la apertura de los mercados agrícolas e industriales con el que intentan superar el bloqueo de la Ronda de Doha. Uno de ellos propone que EEUU y la UE recorten la cuantía máxima de las ayudas a sus respectivos sectores agrícolas entre un 66% y un 73% en el primer caso y entre un 75% y 85% en el segundo.

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GARA | GINEBRA

Los países más ricos deberían reducir en una horquilla situada entre el 66% y el 85% sus ayudas internas agrícolas que distorsionan el comercio internacional en ese sector, según una propuesta presentada a los países miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) para desbloquear la denominada Ronda de Doha, cuyas negociaciones llevan meses estancadas y han superado cada plazo que se han fijado los estados miembros de la OMC.

El presidente del comité de negociaciones agrícolas y embajador de Nueva Zelanda, Crawford Falconer, hizo pública la versión revisada de un proyecto en el que ha intentado hacer propuestas intermedias respecto a las posiciones discordantes que hasta ahora han mantenido los diversos grupos de países en la cuestión agrícola. Por su parte, el canadiense Don Stephenson presentó el texto referente a los bienes industriales. El objetivo es que todos los miembros de la OMC discutan desde hoy estos textos en Ginebra, para que, después del descanso de verano, puedan sentarse a negociar un acuerdo definitivo.

Según el texto de Falconer, la Unión Europea debería reducir entre el 75% y 85% sus ayudas internas a la agricultura, lo que las limitaría a un máximo de 27.600 millones de euros anuales, mientras que para Estados Unidos y Japón se propone que el recorte se ubique en una horquilla del 66% al 73%.

Ello significaría que el máximo de ayudas que Washington podría aportar a sus productores agrícolas estaría entre los 13.000 y 16.400 millones de dólares, frente a un nivel actual de ayudas estimado en unos 22.000 millones. Para el resto de países que subsidian su agricultura, los recortes serían del 50% al 60%, según el documento de Falconer.

Ante los subsidios a las exportaciones, que los países empobrecidos consideran como uno de los principales factores de competencia desleal, la propuesta ratifica que su eliminación debe completarse en 2013, aunque la mitad de los recortes deben haberse aplicado en 2010.

Debate en la UE

En una carta a los países miembros, el negociador neozelandés les recuerda que «cualquier acuerdo requiere compromisos» y que ése sólo podrá lograrse si «hay movimientos desde las posiciones preestablecidas». Falconer presentó a finales del pasado abril la primera versión de su proyecto de acuerdo, que fue recibido con críticas por prácticamente todos los grupos de países. La Comisión Europea consideró que «estos textos sirven de base para avanzar en los trabajos de Doha», según una declaración del portavoz comunitario de Comercio, Peter Power, y del portavoz comunitario de Agricultura, Michael Mann. Sin embargo, manifestaron que «hay puntos en los que la UE tiene importantes preocupaciones y otros asuntos significativos en las negociaciones, que no han sido incluidos en estos textos». Los portavoces comunitarios afirmaron que los textos representan «un paso adelante útil» El comisario europeo de Comercio, Peter Mandelson, debatió ayer sobre los nuevos documentos en una cena con los responsables de Comercio de la UE, tras el debate entre los directores de Agricultura y de Comercio de la CE. Hoy intentará presentar una postura común.

En principio, un grupo numeroso de países de la UE ya han mostrado su decepción por las últimas propuestas. En una reunión del Comité 133 -formado por expertos en Comercio de los Veintisiete- mostraron su inquietud. El Estado francés, el Estado español, Italia, Grecia, Hungría, Polonia e Irlanda fueron los países que acogieron con posturas más negativas los proyectos remitidos a los socios de la OMC, especialmente porque para la UE supone «dar mucho en agricultura, en productos como los mediterráneos, y recibir poco en otros sectores», según fuentes comunitarias.

Señalaron que incluso entre los países más optimistas existe la impresión de que hay aspectos de la negociación que no se han incluido en las nuevas propuestas.

Optimistas

Entre los Veintisiete, hay un grupo más optimista, formado por Gran Bretaña, Holanda, Dinamarca o Suecia, que opina que debe haber alguna cesión porque se trata de una Ronda que tiene que beneficiar a los países empobrecidos.

Los representantes de la CE señalaron que una reducción del 85% para la UE sería reformar las ayudas más allá de lo que ha hecho hasta ahora, incluidos los últimos cambios en el sector de frutas y hortalizas.

Por otro lado, el texto de Falconer es insatisfactorio para la UE en lo que se refiere a los productos «sensibles», es decir aquellos que deben protegerse más frente a la apertura de mercados y al recorte de aranceles.

Responsables de agricultura de la CE indicaron que en ese punto se inclina más hacia las demandas del «grupo de Cairns» -exportadores agrícolas netos, como, Colombia, Chile Brasil, Argentina o Australia- y que afectaría a productos como las frutas, hortalizas o el sector porcino.

Además, Bruselas considera que falta una referencia al respecto de las denominaciones de origen, a los puntos medioambientales y de protección del bienestar animal. La UE quiere extender a todos los productos alimentarios el registro de denominaciones que existe internacionalmente para el vino.

Mercados industriales

En cuanto a la propuesta para la negociación sobre la apertura de mercados industriales, un grupo numeroso de países considera que «se ofrece poco» en comparación con lo que la UE debería dar en agricultura.

Por otra parte, Bruselas estima que no se ha hablado todavía de los sectores de servicios y facilitación comercial, aspectos de Doha importantes para la UE.

El comisario europeo de Comercio, Peter Mandelson, continaurá hoy con el debate de estos temas con los ministros del ramo de la UE .

El ministro brasileño de Exteriores, Celso Amorim, culpó a EEUU y la UE del fracaso en las negociaciones ya que, a su juicio, ambos miembros del G-4 «esperaban demasiado y daban muy poco».

El canciller brasileño, sin embargo, aseguró que la Ronda de Doha de la OMC «no está muerta», e incluso conjeturó con que su impulso definitivo «podría ser un buen legado de la Administración del presidente de EEUU, GeorgE W. Bush».

La Ronda de Doha se encuentra encallada tras los fracasos de las cumbres de Seattle, Cancún y Hong Kong y la falta de acuerdo el pasado mes de junio en la reunión del llamado Grupo de los Cuatro, formado por la Unión Europea, EEUU, Brasil e India que intentaron pactar un texto al margen del resto.

Lula acusa al «cártel de los poderosos»

Desde Brasil se insiste en que los países más ricos quieren liberalizar el comercio pero sin abrir en la misma medida sus mercados y manteniendo un nivel de protección, sobre todo en agricultura, que perjudica a estados denominados «emergentes», como el brasileño.

En los últimos días el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, se ha mostrado especialmente duro en sus acusaciones. Considera que el «cártel de los poderosos del mundo», bloquea las negociaciones de la Ronda de Doha y abriga ahora resistencias a los biocombustibles. «No vamos a aceptar otra vez que el cártel de los poderosos del mundo intente impedir que Brasil se desarrolle y se transforme en una gran nación», afirmó en un programa de radio. Brasil lidera, junto a India, el grupo de estados perjudicado por las subvenciones agrícolas de lo ricos, pero que, a la vez ofrecen mercados atractivos para los productos industriales de los más desarrollados. «Queremos que los americanos reduzcan los subsidios a su agricultura pero, por el contrario, ellos los quieren aumentar», dijo Lula, y afirmó que «eso no se puede aceptar». Sobre la UE, sostuvo que «quieren que abramos nuestra industria para ellos, pero ellos no abren su agricultura para los países del tercer mundo, y así no es posible». Según Lula, «no es una cuestión de orgullo, sino una cuestión de justicia», pues «en las discusiones de Doha, los países pobres deben salir ganando alguna cosa. Los ricos ya ganaron demasiado en el Siglo XX», afirmó.

India ve «una buena base» para relanzar las negociaciones

Mientras los países europeos han acogido con escepticismo los últimos textos a debate en la OMC los líderes del denominado G-20, Brasil e India, parecen mostrar, al menos en principio, una opinión más optimista.

Así, el Gobierno indio calificó como una «buena base» para reiniciar las negociaciones sobre la Ronda de Doha la nueva propuesta de la OMC con vistas a reducir los subsidios agrícolas.

El ministro indio de Industria y Comercio, Kamal Nath, aseguró que el texto de la OMC es «una buena base para negociaciones intensas», en declaraciones recogidas por la agencia india IANS. Sin embargo, lo que para India es «una base» está muy cerca del «techo» europeo y de Estados Unidos, que ven cómo las propuestas se acercan a sus «líneas rojas». En el caso de la UE, esto lleva además a avivar las discrepancias internas, sobre todo por la oposición de los estados con mayor producción agrícola y que reciben más subvenciones.

Brasil e India defienden que sus productos no son competitivos en el mercado internacional debido al proteccionismo de los países ricos, que no se deciden a reducir sus subvenciones y aranceles agrícolas, lo que baja artificialmente los precios de los productos que destinan a la exportación.

Los países industrializados, por su parte, reclaman a las naciones emergentes como Brasil e India que reduzcan sus aranceles sobre los productos industriales y los servicios.

La propuesta también fue bien recibida por Brasil, que consideró el documento como un paso importante en el desarrollo de las negociaciones.

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