EL PAIS Josep Ramoneda 2007/7/26
El malestar de Cataluña
Algo no funciona en Cataluña. Aeropuerto, cercanías, suministro eléctrico, son muchas crisis acumuladas en menos de un año. El malestar crece: hay un runrún de descontento en la sociedad catalana que tarde o temprano alguuien lo va a pagar. Repasando la prensa catalana, todas llas crisis llevan al mismo punto: Cataluña está abandonada en materia de inversión y, por eso, las insfraestructuras van estallando una tras otra. (...)
Las responsabilidades parecen bastante claras. El problema es imputable, en grados distintos que ya delimitará la autoridad competente, a las dos empresas privadas: Red Eléctrica Española y Fecsa-Endesa. Y es a ellas a quienes los ciudadanos deben dirigirse para defender sus derechos lesionados. (...)
Después de las responsabilidades empresariales vienen las políticas, que también existen. (...)
(...) El Estado de las Autonomías está muy descentralizado en el gasto. Pero lo está muy poco políticamente: las principales decisiones todavía se siguen tomando en Madrid. Como consecuen- cia de ello, lo simbólico y lo identitario pintan poco. Mucho ruido y pocas nueces. Al fin y al cabo, la fuerza de la tan pregonada nación catalana depende fundamentalmente de una cosa: de que el número de diputados catalanes que haya en el Parlamento español sea imprescindible para formar una mayoría de Gobierno. Así las cosas, no es extraño que el caos se convierta fácilmente en malestar político. Y el malestar proporciona, a veces, sorpresas electorales.