El Gobierno paquistaní ordenó ayer el cierre indefinido de la Mezquita Roja de Islamabad, tras los enfrentamientos registrados el viernes entre la Policía y cientos de radicales y el ataque kamikaze en el que murieron quince personas, según informaron fuentes oficiales.

El portavoz del Ministerio paquistaní del Interior, Javed Cheema, declaró a la prensa que las fuerzas de seguridad han recibido el orden de establecer puntos de control y de acordonar el área, en pleno centro de la capital paquistaní.

Según Cheema, el Gobierno ordenó el cierre del edificio «debido al intento de retomar el control por parte de los estudiantes radicales, que boicotearon las oraciones del viernes el día de la reapertura al público del centro». El Gobierno pintó de blanco los muros rojizos de la mezquita, lo que suscitó las protestas de cientos de asistentes a la reapertura.

Desde los altavoces del interior de la mezquita, los estudiantes aseguraron que habían tomado el control del templo y que no permitirían la vuelta del Gobierno, mientras lanzaban consignas contra el presidente Pervez Musharraf.