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hace cincuenta años que el gordo dejó huérfano al flaco

Medio siglo sin la mejor pareja cómica del cine

Laurel chasquea el pulgar como si encendiera un mechero y de sus dedos prende una llama. Hardy lo intenta hasta que lo consigue, pero se quema. Son el Gordo y el Flaco, la pareja cómica por excelencia, que dejó de serlo hace medio siglo.

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Joseba VIVANCO

Flip i Flap, en polaco; Ohukainen ja Paksukainen, en finés; El Tikhin Ouel Roufain, en árabe; O Gordo e o Magro, en portugués... Aquellos que tuvimos la fortuna de merendar en nuestra infancia con las peripecias cómicas de Laurel, el Flaco, y Hardy, el Gordo, todavía hoy guardamos en nuestra selectiva retina aquella mirada cautivadora que Stan dirigía al espectador y que desde entonces sólo ha logrado igualar el personaje de Gato en ``Sherk''; o sus lastimosos gemidos cada vez que Hardy le amonestaba por su incompetencia y que se convirtieron en una seña de identidad como lo fue para el payaso Charlie Rivel su singular aullido.

Hace dos años se llevó a cabo una encuesta entre actores cómicos estadounidenses sobre los más grandes de la historia en ese arte tan sano de hacer reir. El Gordo y El Flaco fueron elegidos en séptimo lugar, quizá detrás de otros nombres en mayúsculas como Charles Chaplin, Buster Keaton, Harold Lloyd o el más famoso trío, los Hermanos Marx. Pero Laurel y Hardy fueron elegidos como mejor pareja cómica de siempre, a pesar de que Woody Allen haya reconocido que de pequeño no le gustaban.

Mañana se cumplirán 50 años desde la ruptura definitiva de este dúo que sembró su éxito en el cine mudo y logró surcar satisfactoriamente la singladura hacia el sonoro. Definitiva porque a las 7.25 de aquel 7 de agosto de 1957, una serie de derrames cerebrales convulsivos se llevó para siempre a Oliver Hardy, el Gordo. Un año antes, un derrame cerebral le había inmovilizado todo el cuerpo. Laurel no acudió a su entierro. Hardy lo entendería, argumentó. Nunca más volvió a actuar. En 1965, un ataque cardíaco ponía el ``The End'' a lo que Hardy dejó huérfano años atrás, una historia cómica que arrancó en junio de 1927, cuando protagonizaron su primera película oficial formando pareja, ``The second hundred years''.

Si el paso del cine mudo al sonoro engulló a numerosos artistas de la época acostumbrados a los gestos, las muecas y un gran despliegue físico, el género de la comedia marcó una excepción con Stan y Ollie.

Por una pata de cordero

Inglés uno, Stan Laurel, y estadounidense el otro, Oliver Hardy, no eran unos recién llegados al espectáculo cuando comenzaron a hacer reir juntos. El primero, por ejemplo, en 1910 se unió a la compañía de actores de Fred Karno, entre los cuales figuraba un joven Charles Chaplin y donde él fue durante un tiempo sustituto e imitador de un por entonces no tan popular Charlot. En 1918, participaron como actores en una película muda, ``A lucky dog''. Años más tarde, coincidían de nuevo, aunque sin compartir escena, en otra producción, ``45 minutes from Hollywood''. Sus vidas comenzaban a confluir, quién sabe si guiadas por el caprichoso destino.

En 1927, Oliver Hardy -que comenzó de taquillero, portero y encargado de una sala de cine de pueblo- se quemó en la cocina de su casa mientras asaba una pata de cordero, y Stan Laurel fue el llamado a sustituirle. Bajo los auspicios del productor Hal Roach, llegó ese mismo año su primer trabajo ya como dúo. Ese alumbramiento fue narrado así por Osvaldo Soriano en su libro ``Artistas, locos y criminales'': «En un momento de la filmación, Oliver Hardy, que personificaba a un repostero, cometió una de sus torpezas habituales y se volcó una olla de aceite hirviendo sobre un brazo. Stan corrió en su ayuda: juntos armaron un alboroto que fascinó a Roach. Enseguida supo que estaba en el comienzo de un gran negocio».

A partir de ahí comenzaron a protagonizar una ingente cantidad de cortometrajes, incluyendo ``La batalla del siglo'' (1927), con una de las contiendas de tartas más grandes jamás filmada. Llegaron las películas de mayor duración, su reconocimiento mundial plasmado en una exitosa gira de un año por Europa, su Oscar al mejor corto en 1932 y su siempre recordada en 1933 ``Compañeros de juerga''.

Los años de la decadencia

El final de la década de los treinta fue una época convulsa para la pareja cómica. Relaciones tensas, disputas con el productor Hal Roach, despido de Laurel, hasta abandonar el estudio en 1940. Llegaron entonces años en la Fox y MGM, siendo relegados con el tiempo a series de tipo B, con producciones menos elaboradas, donde la pareja perdió su poder creativo y donde sus ocho títulos hasta 1944 no pasarán a la historia. En los años siguientes ambos tuvieron esporádica apariciones por separado, hasta que en 1951 ruedan su última película, ``Robinsones atómicos'', recibida con críticas y que marca la decadencia de la pareja, con un Laurel enfermo de diabetes.

Un programa televisivo en el que fueron homenajeados en la NBC en 1954 descubrió a los estadounidenses que no había fallecido, como muchos pensaban. Aquello les proporcionó un nuevo contrato con el hijo de Hal Roach para unos especiales televisivos que no llegaron a rodarse. Su adiós definitivo de la pequeña pantalla fue en 1955, en un programa de la BBC inglesa, donde se despidieron de todos sus admiradores. Dejaban atrás alrededor de 200 producciones.

El resto de sus vidas vino marcada por los problemas de salud de ambos. Hardy, el Gordo, se sometió en 1956 a una severa dieta gracias a la cual bajó de 154 a 81 kilos, tanto que ni siquiera sus amigos le reconocían, lo que le llevó a una depresión. Un año después, murió. Su compañero Laurel, el Flaco, siguió escribiendo chistes y guiones, rechazando algunos papeles en películas como la recordada ``El mundo está loco, loco, loco''. En 1960 recibió el Oscar honorífico, que no acudió a recoger. Vivió hasta 1965.

La historia de el Gordo y el Flaco en la gran pantalla es la de dos tipos tontos, optimistas, dotados de una valentía inocente, tiernos, amigos... inseparables. Con un humor muy físico, donde un simple acto como cuando Laurel da una palmada amistosa en la espalda de Hardy mientras éste sujeta con la boca unos clavos y se los traga, da lugar a toda una aventura. Sus peleas y destrozos, persecuciones y porrazos, sus enfrentamientos con la autoridad o el poderoso de turno. De un pequeño accidente al desastre total. Las reprimendas y enfados de Hardy, la ensimismación y ese rascarse la cabeza de Laurel. Sus escenas conjuntas de cama llegaron, incluso, a hacer circular el rumor sobre su presunta homosexualidad, aunque su biografía personal refleja que Oliver Hardy estuvo felizmente casado con Virginia Lucille Jones, mientras Stan Laurel, impenitente mujeriego, tuvo una vida sexual endiablada con cinco matrimonios, varias amantes y multitud de situaciones vodevilescas.

Nada que ver con la vida real

En la vida real, la relación era la contraria a la de la pantalla. El ambicioso y dominante era el Flaco -dicen que llegó a mofarse del gran Rodolfo Valentino-, quien retocaba todos los guiones y supervisaba por completo las producciones; el Gordo, más bonachón, prefería dedicarse al golf o las carreras de caballos. Quienes le conocieron, se cuenta en la última biografía de ambos (``Stan & Ollie: La doble vida de Laurel y Hardy'', de T&B Editores, 2003), le recordaban como un hombre que gustaba vestir impecablemente, que jamás pronunciaba palabras soeces delante de las damas y procuraba ver el lado bueno de las cosas.

En la pantalla, sus gestos, frases y reacciones habituales forman parte de la memoria cinematográfica de muchos. Lograron, como alguien escribió hace ya muchos años, que fuera «innecesario que actuaran para hacer reir, bastaba con que estuvieran allí, solos, en el centro del cuadro: eran ellos la gracia visual».

1890

Arthur Stanley Jefferson nace en Gran Bretaña en el seno de una familia dedicada al teatro. Viajó a EEUU con la misma compañía que Charles Chaplin.

1892

Nace Norvell Hard, quien no adoptaría el nombre de Oliver hasta 1914, como tributo a su padre, fallecido cuando apenas Hardy había cumplido un año de edad.

1927

Ruedan su primera película oficial como dúo cómico, ``The second hundred years'', dirigida por Fred Guiol y Leo Mc Carey, de quien se dice fue su descubridor.

1930

La famosa melodía de Laurel y Hardy, conocida como la Canción del CuCu, y grabada para un programa de radio, fue usada por primera vez en ``Night Owls''.

1940

Abandonan su relación con el productor de su mejor etapa, Hal Roach. Un año antes despidió a Laurel y trató fallidamente de sustituirlo por Harry Langdon.

1951

Ruedan su última película juntos, ``Robinsones atómicos'', con un Hardy más obeso y un Laurel visiblemente enfermo, en un rodaje muy difícil y con malas críticas.

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