Uno de los motivos por los que la multinacional de la juguetería Matel ha mandado retirar millones de sus productos de las estanterías es que están pintados con unas pinturas que contienen demasiado plomo, un metal que si los niños lo ingieren les puede provocar problemas de crecimiento. Se da la circunstancia añadida de que la mayoría de estos productos de consumo infantil están fabricados en China, con lo que nos colocan en el subconsciente colectivo un nuevo mensaje de atención ante el peligro amarillo en lo laboral, lo industrial y lo financiero. El gigante asiático va dando pasos sobre el suelo económico capitalista y se van produciendo grietas por todos los costados.

Pero si esta noticia de los juguetes ha ocupado los teleberris, la verdad es que las autoridades chinas han reaccionado y han mandado quitar del mercado unas galletas fabricadas por Sopas Campbell, aduciendo el motivo sanitario de un exceso de aluminio en su contenido. Esta noticia me provoca dos irrigaciones mentales espontáneas derivadas, porque parece ser que la sopa de aleta de tiburón es una entelequia turística o de simulacro en las cartas de los restaurantes chinos europeos de todo a cien y que las galletas de la marca de sopas globalizada por Warhol tiene un gran mercado en China, asunto que pido algo más de tiempo para poder asumir de manera no traumática.

Lo único cierto es que por guerra de precios, prurito sanitario o espionaje industrial nos vamos enterando por goteo de la existencia de metales perjudiciales para nuestra salud que funcionan como aditamentos en galletas o en pintura para juguetes, más todo aquello que no sabemos porque los que nos creemos muy informados somos los más intoxicados por todo el caudal de vil metal que introducen las compañías en la publicidad y en las informaciones sesgadas para dejarnos huérfanos de la verdad. Pongamos que hablo del agua embotellada. Este es uno de los grandes negocios actuales, en cuya publicidad más se miente en televisión de manera descarada y donde más confunden con sus fórmulas y frases propagandísticas en las etiquetas. Miren la cantidad de metales que contienen, a lo mejor encuentran oro.