Sabin Intxaurraga Militante de EA
Lecciones de unas negociaciones
La decisión adoptada por la dirección del PSOE de entregar a UPN/PP el Gobierno de Nafarroa vetando los acuerdos alcanzados por el PSN con NaBai e IU ha supuesto terminar con las ilusiones de muchos navarros y navarras, y además ha propiciado un gran malestar en muchas personas que votaron de buena fe al PSN en las elecciones autonómicas del pasado 27 de mayo por el compromiso adquirido por este partido en la campaña electoral de que su voto iba a ser decisivo. «En Navarra, tú decides», prometieron, y que con ello iban a contribuir a favor de un «Gobierno de Cambio» junto con NaBai e IU y dar por finalizado el período negro de los gobiernos de UPN/PP.
Después de unas negociaciones en las que NaBai supo dejar a un lado las legítimas aspiraciones que le correspondían como segunda fuerza electoral más votada -cediendo la Presidencia del Gobierno al candidato del PSN, Puras, que quedó tercero en la contienda electoral, así como habiendo aparcado para esta legislatura algunos aspectos importantes desde la perspectiva abertzale para facilitar el acuerdo con el PSN e IU-, el PSOE, para no poner en riesgo el resultado electoral en las elecciones generales del año que viene, ha traicionado su compromiso y ha utilizado a Nafarroa y sus instituciones como moneda de cambio para aplacar a las «fieras» del PP y de los medios de comunicación controlados por la derecha que estaban acusando un día si y otro también de que Nafarroa iba a ser la moneda de cambio utilizada por el PSOE y el presidente Rodríguez Zapatero para lograr la paz en Euskal Herria, cediendo al chantaje de ETA.
En honor a la verdad, hay que decir que el PSOE es tan culpable como el PP de que en España muchas personas identifiquen lo vasco y, sobre todo, a los partidos abertzales con ETA y el terrorismo, ya que fue el entonces líder del PSOE y actual Presidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero quien propuso el denominado Pacto Antiterrorista que demoniza las ideas abertzales, mencionando incluso en más ocasiones en su texto al PNV y a EA que a la propia ETA. En el mismo sentido, el PSOE apoyó al PP en todo tipo de reformas legislativas que sonrojan en cualquier estado de derecho, como son la denominada Ley de Partidos, etc., que han traído la ilegalización de Batasuna y otras marcas electorales como Euskal Heritarrok, etc., así como el cierre de periódicos y macroprocesos judiciales en los cuales se identifica con ETA a todo lo que huele a abertzale.
Por lo tanto no es de extrañar que ahora el PP, valiéndose del clima de crispación hacia lo vasco y abertzale existente en el seno de la sociedad española, acuse ahora también al PSOE y al presidente Rodríguez Zapatero de connivencia con el terrorismo por haberse comprometido a impulsar el proceso de paz y normalización política. Exponente máximo de esta acusación del PP hacia el PSOE de connivencia con el terrorismo fue la manifestación organizada en Iruñea hace pocos meses por el PP/UPN, que produjo una gran indignación en el seno del Partido Socialista.
Por todo lo anterior, el PSOE -que tiene y ha alcanzado acuerdos de gobierno de progreso con otras fuerzas nacionalistas similares a las representadas por NaBai en Galiza, Catalunya y Baleares- ha preferido ceder ante el chantaje del PP y vetar el acuerdo alcanzado por el PSN con NaBai e IU por temor a que el PP siga acusándoles de connivencia con el terrorismo por haber alcanzado un acuerdo de gobierno con NaBai. No son conscientes en el PSOE, sin embargo, de que el PP va a seguir acusándoles de cualquier manera y de que están contribuyendo a la pérdida de credibilidad de su propio proyecto en Nafarroa, así como en otras comunidades autónomas en las que el PSOE tiene acuerdos de gobierno con partidos nacionalistas .
Desde la perspectiva abertzale, todo el proceso de negociaciones de Nafarroa ha servido para fortalecer el proyecto de NaBai, al mismo tiempo que para ratificar la falta de credibilidad del PSOE y de Rodríguez Zapatero, quien recientemente proclamaba que serían los socialistas navarros quienes tendrían la última palabra y la decisión sobre la gobernabilidad de las instituciones navarras. En el mismo sentido, tampoco tienen ninguna credibilidad las palabras y promesas de Rodríguez Zapatero cuando hace escasamente un año, en pleno proceso de paz y normalización política, decía que respetaría la decisión de los vascos, siempre y cuando estuviera en el marco de la legalidad. ¿Acaso el programa de gobierno acordado por el PSN, NaBai e IU no cabe en el marco de la legalidad? Abundando en lo anterior, ¿qué credibilidad tienen ahora las conversaciones mantenidas entre representantes del gobierno socialista y ETA sobre el proceso de paz, así como, por otro lado, entre el PSOE, PNV y Batasuna sobre la normalización política?
La alternativa a este segundo portazo por parte del PSOE a las decisiones adoptadas libre y democráticamente en Euskal Herria no sería, por supuesto, que los partidos y agentes abertzales apoyaran y dieran cobertura política a la estrategia armada de ETA -que ha demostrado su inutilidad para la consecución de objetivos políticos, así como la validez para generar muerte, sufrimiento, odio y división entre los vascos-, sino que sería la apuesta por la unidad de acción entre los partidos abertzales y la confrontación democrática con el Estado Español hasta que nos reconozcan, en la práctica, la capacidad de decisión sobre nuestro futuro, tal y como se reconoce en el documento de Downing Street en el proceso norirlandés.
Por supuesto que no tendrían, tampoco, ninguna credibilidad los pactos transversales con partidos nacionalistas españoles que hacen trampas y basan su estrategia política en la capacidad de veto en Madrid a las decisiones adoptadas democráticamente en Euskal Herria. La única alternativa sería, aprendiendo de los errores cometidos en el pasado y sin aceptar ningún tipo de tutela a ETA ni dar el control ni excluir a ninguna fuerza política, poner en marcha de manera urgente un acuerdo como el de Lizarra-Garazi.
Ello no significa que esté sugiriendo que los partidos abertzales, y el mío en concreto -EA- no puedan llegar a acuerdos con otros partidos de ámbito estatal -español o francés- para impulsar políticas sociales, económicas y ambientales progresistas y/o el estrechamiento de relaciones a nivel político, social, cultural, económico, etc. entre los diferentes territorios de Euskal Herria, así como para impedir la gobernación de las instituciones por parte de partidos reaccionarios que trabajan por incrementar la crispación política y la identificación del abertzalismo con el terrorismo .
Sin embargo, el mayor obstáculo para la unidad de acción entre los abertzales lo tenemos en casa, ya que -como muy bien decía recientemente Iñaki Aldekoa en una mesa redonda organizada por Euskaria en Getxo y en la que tuve el honor de participar junto con Tasio Erkizia, Jose Elorrieta y Txutxi Ariznabarreta- el hegemonismo es el cáncer del abertzalismo y, lamentablemente, está muy enraizado en todos los partidos abertzales, de tal manera que el PNV piensa que representa al conjunto del nacionalismo, Batasuna a toda la izquierda abertzale e incluso mi propio partido, EA, y Aralar se han pronunciado en más de una ocasión en el sentido de que son el referente del abertzalismo de izquierdas.
Afortunadamente, tenemos otros ejemplos de colaboración positiva entre abertzales como son Nabai, en Nafarroa, y Euskal Herria Bai, en Iparralde. Por lo tanto, pongámonos en marcha y a trabajar, en clave civil y democrática, quienes pensamos que no podemos esperar ni un segundo más. ¡Allá con su responsabilidad si algún partido sigue pensando que prefiere actuar en clave hegemonista!