Tirar de hemeroteca produce un cierto placer, sobre todo cuando las cosas salen de forma diferente a como casi todo el mundo preveía. Y es que equivocarse es humano, pero tratar de corregir el rumbo sobre la marcha conlleva el riesgo de quedar con las vergüenzas al aire

A Carlos Carnicero, que ayer publicaba en «El Periódico de Barcelona», «La Opinión» y «El Diario del Alto Aragón», le viene a suceder algo así. Dice ahora Carnicero que «el final de la tregua o alto el fuego de ETA ha vuelto a poner muchas cosas en su sitio: ETA trata de matar por todos los medios de los que dispone, pero afortunadamente para todos no son muchos; la policía francesa y la española disponen de vehículos de colaboración que están dando unos resultados excepcionales y la izquierda abertzale, sin las expectativas de poner en valor político el terrorismo de ETA, está desaparecida y solo sale en los telediarios para que se dé cuenta de los actos de kale borroka de los cachorros que se preparan para ser terroristas (...)». O sea, que lo mejor que ha podido pasar es el final del alto el fuego.

Y quien aplaudía la iniciativa de ZP, pliega velas y se distancia: «Quienes esgrimían la necesidad de negociar con ETA porque consideraban que no había solución del terrorismo desde la exigencia del cumplimiento de la ley, se han quedado mudos al comprobar que la persecución policial sigue su curso (...)». Repasen la hemeroteca.

Y se aleja más aún de las posiciones que mantuvo: «hay que reconocer que se hicieron muchas cosas mal. Se pusieron demasiadas esperanzas en que los resultados serían positivos. Pero ahora ya están amortizados esos errores (...)».

Y guarda la perla negra para el final: «Todo lo ocurrido en este proceso negociador indica claramente que ETA nunca querrá negociar al margen de su derrota policial. Habría que invertir las convicciones: la negociación solo será posible cuando ETA no tenga otro remedio que disolverse por inanición. Y entonces no habrá que darle nada porque ya estarán derrotados. Sencillamente Otegi se ha quedado mudo porque no tiene discurso». Dos matices imprescindibles: si ETA se disuelve, ya me contará Carnicero con quien va a negociar nada. Y segundo: Otegi, más que mudo, está preso. Lo metieron los amigos de Carnicero.