Quiso el calendario que la final más esperada de los Mundiales coincidiera con la calificación de pértiga, en la que peleó Naroa Agirre. La donostiarra se quedó a las puertas de la final, pero satisfecha con su actuación en el que ha sido su mejor concurso de la temporada al aire libre. Tuvo problemas con la primera altura, unos 4,20 metros que sorteó a la tercera, para pasar después 4,35 en la primera tentativa, 4,45 en la segunda y 4,50, de nuevo a la primera para hacer tres nulos en 4,55, la altura exigida para meterse en una final cada vez más cara.

Y es que la disciplina tiene ya unas cuantas saltadoras muy regulares por encima de los 4,60, así que el nivel fue exigente como pudo comprobar la guipuzcoana: «Ha sido la calificación más dura de siempre», dijo. A Naroa se le vio en su sitio, concentrada, atenta y demostrando estar en forma. La rusa Isinbayeva se dedicó a dormir mientras sus compañeras se jugaban el puesto. Después, 4,55 en el primer intento y al hotel.