Estamos conmemorando el 250 aniversario de la desaparición del napolitano Domenico Scarlatti (1685-1.757), a cuyo recuerdo está dedicada precisamente la 68ª Quin- cena Musical de Donostia. Él, que vagó por Roma y Portugal, terminando en Madrid, como educador musical de la princesa Maria Bárbara, además de óperas, compuso 555 sonatas para clave. Avisó al virtuoso que a ellas se acerque de que «no espere ningún conocimiento profundo, sino más bien un ingenioso juego con el arte, para que aprendáis la maestría del clavicémbalo».

Pues bien, Christian Zacharias se ha acercado a esas obras y también, un año más, a Donostia con vocación didáctica, como proponía Scarlatti, para exponer con gusto y gracia cuatro de las sonatas del napolitano. Pero antes se ha iniciado con J.S. Bach (1685-1750), coetáneo del napolitano renombrado universalmente, valiéndose de la Orquesta de Cámara de Lausanne, que tan bien doma, para después adentrarse en el británico Charles Avison (1709-1770), adaptando y transformando sonatas scarlattianas en concertos grossos, el nº5 y el nº2, y cual gracia donosa completar con Haendel, viéndose crecer los timbres instrumentales desde el clave solo a orquesta cordal, más maderas, timbal, etcétera, buscando amplitud sonora más plena.

Zacharías programó, como remate, a un padre de la música clásica como Joseph Haydn (1732-1809), en su sinfonía «El Reloj», tan auditiva como visual, que Zacharias y su Orquesta de Cámara ofrecieron con agrado y gusto general. Además, bisaron el «Menuetto y Trio» con flauta de la citada sinfonía.

Lección selecta y elegante.