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Julián Sanz repite en «Le tour ultime», una etapa de 4.070 kilómetros

Cualquiera diría que coronar los puertos de los Pirineos y Alpes en once días y en una misma etapa de 4.070 kilómetros sería una broma propuesta por algún loco organizador del Tour. Pues eso es «Le Tour Ultime», prueba de ultrafondo en la que a partir de hoy participa Julián Sanz.

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Ander GARTZIA

El Tour ya es de por un reto duro para los ciclistas y algo casi inalcanzable para el resto de los mortales. Las duras montañas de los Pirineos y Alpes han visto caerse y rendirse ha sus pies a grandes héroes de la bicicleta. El ugaotarra Julián Sanz va más allá y quiere recorrer esa distancia en tan sólo diez días. Esto es el Le Tour Ultime una carrera que no entiende ni de horarios de salida ni de llegada, en el que cada participante planifica su carrera a su antojo. Eso sí, el límite para terminar la prueba son 11 días, uno más que en la edición anterior, después de observar la dureza y dificultad de la carrera.

El triatleta de 34 años es un apasionado de las pruebas de fondo y desde 2003 a completado varios Ironman. Fue precisamente en el triatlón, aunque comenzó como futbolista hasta los 18 años, donde descubrió sus cualidades para los ciclomaratones y las pruebas de ultrafondo. El de Ugao se dio cuenta de que cuanto mayor era la distancia del recorrido de la prueba ciclista, mejor se encontraba. Descubrió primero los brevet y después, cuando se anunció la creación del Madrid-Gijón-Madrid en 2005, pensó que su futuro estaba en las rutas maratonianas. Hasta ahora ha tenido que compaginar los durísimos entrenamientos con su oficio de inspector de calidad en una empresa de andamios, y ahora que llega su cita con el Le Tour Ultime ha tenido que coger vacaciones para poder pedalear día y noche y «sólo dormir cuando llegue la hora y no cuando el cuerpo pida». Ésas son sus vacaciones. El lunes partió desde Gasteiz junto con los siete componentes de su tripulación, la furgoneta -donde dormirá- y la caravana a tierras holandesas para llegar descansado a la salida, que tendrá lugar hoy a las 12.00 horas.

Inicialmente el primer proyecto con el que soñaba el año pasado era poder participar en la RAAM (Race Across America), la prueba ciclista considerada como la más dura del mundo: 4.909 kilómetros en doce días y dos horas. Sin embargo, el alto coste que supone realizar la carrera americana y la dificultad de encontrar patrocinadores que ayuden en el aspecto económico, han echo que se fije en la carrera más grande de Europa. Aun así no tiene nada que envidiar a la carrera norteamericana, ya que a pesar de que en esta edición no se suba al mítico Alpe d´Huez, los colosos La Madeleine, Mont Ventoux, Peyresourde, d´Aspin o el Tourmalet serán entre otros, escollos con los que se toparán los corredores en este Tour de los más valientes.

Lo más duro, el sueño

Julián Sanz recorrió los 748 kilómetros del camino de Santiago en junio en 28 horas, y aunque lo logrado es ya una proeza, el fondista lo ha tomado como un entrenamiento más de cara a su preparación para combatir el sueño. «Últimamente he estado realizando pruebas de 600 kilómetros que se hacen en 24 horas más o menos sin dormir, y he aguantado bastante bien. Las 28 horas del camino de Santiago se asumieron bien y hice una prueba de 1000 kilómetros en el que dormí una única hora», comenta, aunque sí admite que no pudo lograrlo en Donostia, donde tuvo que tumbarse en un pabellón para dormir. Para Sanz el sueño es una parte «muy importante» y lo cuida al detalle, ya que en su opinión para controlarlo es preciso saber preparar, y «el aspecto psicológico y el físico vendrían después». En estas últimas semanas dice haber dormido lo normal, que serían entre y seis siete horas diarias, aunque en plena preparación ha llegado a dormir tan sólo tres horas para poder compaginar deporte y trabajo. Últimamente ha compartido esfuerzo y reposo, es decir, «entrenar dos horas y dormir una hora, entrenar dos dormir una, así hasta entrar a trabajar a la mañana siguiente».

Sanz ha querido compartir con GARA el que será su estrategia y comenta que tiene previsto dormir más al principio de la carrera aunque eso pueda conllevar a corto plazo un coste en la clasificación. «Si salimos a las 12 del mediodía para las seis de la mañana quiero dormir ya dos horas, y no como el año pasado que recorrí un montón de kilómetros del tirón. A diferencia del año pasado quiero dormir dos horas seguidas. Puede que al principio la gente se me vaya, iré bastante atrás, pero a la vez más relajado y mi idea es ir cogiendo a los demás a partir del quinto día, cuando solamente le dedique una hora al sueño», desvela el vizcaino.

«En los alpes hay partes de la prueba que no recuerdo»

En 2006 Julián Sanz cumplió uno de sus sueños, acabar el temido Le Tour Ultime. Empleó 11 días y 24 minutos en recorrer los diabólicos 4.070 kilómetros y terminó en tercera posición de los seis valientes que se presentaron en la línea de salida. Este año de momento saldrán otros cuatro corredores más y cinco equipos de dos. El ugaotarra partirá con un año más de experiencia y dice haber aprendido muchas cosas para mejorar su rendimiento. Entre otras cosas tiene previsto cuidar «mejor» su alimentación.

Su objetivo principal, esta vez, será ir más organizado que en la edición anterior. «Es difícil pensar en puestos cuando tienes que correr 4000 kilómetros. Mi pensamiento es ver la prueba más clara. El año pasado a partir de cuando empezaron los Alpes, hay partes de las pruebas que no recuerdo, no tengo un recuerdo de control. Ahora, con más descanso al principio, espero encontrarme mejor», señala. A.G

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