Desde que en marzo pasado se organizara en Elizondo una numerosa manifestación contra la instalación de la mina de magnesita en el paraje de Erdiz, periódicamente aparecen cartas de personas de la empresa MAGNA, cercanas a ella o de algunos sindicatos dando sensación de nerviosismo. Esto debe ser porque las cosas no van según sus intereses y están encontrando mayor oposición vecinal y de los grupos ecologistas de lo esperado.

Los argumentos que vienen esgrimiendo casi siempre son los mismos; lo que perdería el valle en términos económicos y de empleo... y de atraer prosperidad hacia el valle. Algunos incluso acusan a la sociedad baztanesa y sus asociaciones de temerarios por la falta de respuesta a las ofertas económicas realizadas por MAGNA. Todo lo que plantean es que su instalación traerá beneficios para el Valle y sobre todo, también para ellos y los intereses que representan, pero no hablan de los costes.

De cara a la Comunidad Europea, el paraje elegido para este impactante proyecto está protegido por ley, haciendo inviable el proyecto, a no ser que nuevamente se pretenda en Navarra ir en contra de las leyes que protegen el medio ambiente. La mayor parte del terreno afectado corresponde al hábitat «Formaciones herbosas con Nardus, con numerosas especies, sobre sustratos silíceos de zonas montañosas, identificado con el Código UE 6230. Este hábitat según la Directiva 92/43/CEE, Directiva Hábitats, es de interés prioritario. Según el artículo 6º, 4. segundo párrafo». «En el caso de que el lugar considerado albergue un tipo de hábitat natural y/o una especies prioritarios, únicamente se podrán alegar consideraciones relacionadas con la salud humana y la seguridad pública, o relativas a consecuencias positivas de primordial importancia para el medio ambiente».

Erdiz se encuentra en un paraje de gran valor ecológico y ambiental y está clasificado como LIC, lugar de interés comunitario `Quinto Real', donde no estaría justificada una cantera como la propuesta por MAGNA. En estos parajes sí se aceptan con reservas instalaciones de interés general y sostenibles, pero nunca de interés particular e insostenible como es en este caso.

La sociedad baztanesa ya ha demostrado su madurez rechazando el proyecto por sus costos ambientales y sociales, y no dudamos en que lo volvería a hacer si se plantease un referéndum. A partir de ahora, la presión de la patronal y sus adláteres vendrá por aquí, por lo del interés general, e intentarán convencernos de que el proyecto es lo que necesita el valle para su subsistencia, cosa a todas luces engañoso.

Los intereses vecinales son mantener el entorno como está o mejorarlo y, si es necesario, buscar puestos de trabajo para los jóvenes en proyectos no contaminantes y ecológicamente soste- nibles, pero no debería pasar por convertir ese entorno en lo que hoy podemos ver en la cantera de MAGNA en Eugui y Zubiri. Lo mismo que en Baztan, opinó recientemente el vecindario de Borobia, localidad de la provincia de Soria situada a los pies de la Sierra de Toranzos, oponiéndose a una instalación parecida por motivos semejantes.

Esta es la batalla que por la legalidad, la sostenibilidad y el respeto a la decisión vecinal se va a mantener en los próximos años en Navarra y en especial en el valle de Baztan. Hay muchísimos intereses económicos y de otros tipos de por medio, por lo que esperamos que se recrudezca la batalla dialéctica en los medios a favor y en contra del proyecto, pero por encima de todo lo que debería prevalecer es la legalidad del proyecto y el interés general, incluido el económico visto desde todas sus vertientes.