Once segundos. Una renta insuficiente para el que parte con esa ventaja y todo un mundo para el que debe remontarla. Todo depende de con qué ojos se mire. Como en todo. Lo que está claro es que en esta sociedad en la que las prisas mandan y el tiempo es sagrado, se antoja complicado que el domingo alguien pueda abstenerse de consultar el reloj. Y es que la San Nikolas ha golpeado primero, pero todavía queda otro asalto.

Para Orio once segundos son pocos. Urdaibai y Hondarribia, por su parte, lo ven como una eternidad. Intentando ser objetivo, creo que la diferencia es salvable, sobre todo teniendo en cuenta que aún falta otra regata de 19 minutos, alguno más si la mar amanece el próximo domingo con intención de dar guerra.

Los precedentes de esta temporada indican que el próximo domingo la clasificación puede ser bien diferente a la actual. Porque tanto Urdaibai como Hondarribia ya le han recortado once segundos a los amarillos en la Liga San Miguel. Ahora bien, La Concha es diferente. Aquí te la juegas a una ciaboga, no a tres. Y eso se nota. Que se lo digan a los de Bermeo, que todavía están maldeciendo la maniobra del domingo.

Orio lleva ya siete años sin llevarse el trapo más importante del calendario arraunlari. Hoy está más cerca que ayer, pero quién sabe qué pasará mañana. Lo único que pido es que el próximo domingo, gane quien gane, pueda disfrutarlo en el muelle junto a los suyos, entre aficionados de unos y otros, entre aplausos y ánimos, como ocurría hasta hace bien poco. Porque ver el muelle desierto provoca una tristeza enorme. Porque sin los aficionados La Concha no es La Concha. Porque aunque el tiempo sea relativo, todavía se puede corregir lo del domingo y quitar esas enormes vallas que no se sabe a cuento de qué vienen.