GARA > Idatzia > De reojo

Raimundo Fitero

Pero

Siempre nos queda un recurso, colocar un pero y cargarnos lo anteriormente dicho o ponerle a la palabra antes mencionada unos puntos suspensivos todavía más capciosos. En situaciones de pánico escénico, aglomeración y desubicación y sin mando a distancia, la interpretación de los titulares colocados en letras en los sumarios de los noticiarios nos provocan una cierta angustia. Quiero decir, estás en una taberna, hay un televisor abierto, tu vicio profesional te manda los ojos al electrodoméstico, y solamente ves a muñecos poco gesticulantes, imágenes sesgadas y subtítulos, y de repente lees: «respuesta de Alonso». ¿A qué pregunta? Es como los evangélicos y su insistencia dominical en decirnos que Jesús es la respuesta, pero ¿a qué pregunta? La respuesta anterior era la pole. Pero....

O de repente estás despistado, picoteando algo y por detrás tuyo un coro con los morros grasientos celebra un gol y te sientes aturdido, ¿dónde estoy, qué celebran? Y celebraban el gol de Islandia. Es lo que provocan las selecciones nacionales sin sentimiento más allá que económico, las selecciones administrativas, que solamente si logran triunfos concitan interés general, pero como los futbolistas son una suerte de trabajadores fijos discontinuos que deben escuchar músicas patrias aunque en sus cabezas resuenen otros cánticos, después, a la hora de poner el pie, se piensa mucho más en la ficha mensual, en el traspaso, en el día a día en su club, que en la trascendencia mediática con banderas al viento.

Pero, yo quería introducir el pero como herramienta discursiva que no puede suceder en la televisión, donde los peros no existen, solamente los y además, o los podría. Ni siquiera hay medias tintas, no. «La noria» nos descubre a un Urdaci espectacular, con sus gafas de diseño. Un parlanchín, un opudeísta convertido en líder de no opinión, de intoxicación y que colocado a la madrugada para hablar con Massiel sobre los tiempos franquistas es un buen complemento de humor descafeinado. Pero no tiene salvación, aunque se camufle tras las gafas más fashion, le sale su pasado por la comisura de los labios. Si te fijas con detenimiento en esos reflejos, verás que no son otra cosa que los colmillos. Ya parece tener un lugar televisivo.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo