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El acorralado presidente títere afgano tiende un ramo de olivo a los talibán

En plena ofensiva guerrillera, el «presidente», Hamid Karzai, pidió negociaciones a los talibán. El llamamiento del hombre de EEUU en Kabul coincide con el malestar de la población, que en el aniversario de la muerte del comandante Masud se extiende ya a la minoría tayika.

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El presidente instalado por EEUU en Kabul, Hamid Karzai, reiteró ayer su disposición a negociar con los talibán.

«La paz es imposible sin negociación», reiteró Karzai, quien añadió que «si yo tuviera una dirección de los talibán y pudiera enviar a alguien a entrevistarse con una autoridad de los talibán, simplemente lo haría».

El hombre de Washington en Afganistán, que comparte etnia (pastún) con los talibán, pidió a Pakistán ayuda para entrar en contacto con la guerrilla talibán y extendió su oferta de negociaciones al también pastún y señor de la guerra Gulbudin Hekmatyar, líder de la mayor for- mación política afgana, Hizb-i Islami, y opuesto junto a los talibán a la ocupación extranjera.

Con todo, Karzai negó la existencia de negociaciones formales con estas facciones opositoras y, pese a que reconoció que la situación se deteriora en el país, insistió en que «no se puede comparar con Irak».

Su afirmación fue desmentida horas después, cuando el propio Karzai tuvo que ser sacado en volandas de un centro deportivo en el que participaba como orador en un acto de homenaje al tayiko y comandante Masud, héroe de la guerra contra los soviéticos muerto en atentado de Al Qaeda dos días antes de los atentados del 11-S de 2001.

Miles de personas que portaban retratos de Masud y coreaban gritos contra sus «asesinos» trataron de forzar las puertas del recinto cargadas con piedras y fueron disueltas con fuego real por parte de la Policía afgana.

Panorama desolador

Próximo al comandante Masud (conocido como el León de Panchir), el también tayiko y ex ministro de Exteriores, Abdullah Abdullah, dibuja en el aniversario de la muerte en atentado de su líder un panorama desolador. «La distancia entre el pueblo y el Gobierno se acrecienta y la gente tiene menos esperanza que en 2001», asegura, «porque el país no cuenta entre sus dirigentes a nadie como Masud».

Pese a asegurar que los talibán «siguen siendo débiles», reconoce que «mientras en 2002 cruzaban la frontera paquistaní de vez en cuando para hacer una operación, ahora los talibán tienen bases dentro del país».

«En 2002 los afganos podíamos aguantar meses sin ayuda militar internacional; ahora no aguantaríamos ni seis minutos», reconoce Abdallah.

Tres soldados extranjeros han muerto y cuatro han resultado heridos en ataques el pasado fin de semana. La OTAN reivindica la muerte de 43 talibán, trece de ellos ayer en una emboscada en moto a un convoy de la FAO.

ABE AMENAZA

El primer ministro japonés, Shinzo Abe, amenazó con dimitir si la oposición del PD, que cuenta con la mayoría en el Parlamento tras los comicios de julio, fuerza la retirada de las tropas niponas de Afganistán.

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