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ANÁLISIS | MIRANDO A IRAK

Mirando a irak La analogía de Vietnam y la mala fe del presidente George W. Bush

Hay un grupo significativo de personas en EEUU que cree que podían haber ganado la guerra de Vietnam si los políticos no hubieran perdido el coraje.

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Inmanuel WALLERSTEIN SOCIÓLOGO

El autor asegura que Bush está mostrando tanto desesperación como mala fe al invocar la analogía con Vietnam para justificar la presencia continuada de EEUU en Irak. Durante mucho tiempo negó la analogía, ya que lo que la genta recuerda es que salió derrotada.

El público que Bush utilizó para su discurso del 22 de agosto, donde expresó este argumento, fue el de la convención anual de los Veteranos en las Guerras Extranjeras. Es seguro decir que este público particular estaba com- puesto en gran medida por gente que comparte el punto de vista de que Vietnam fue una guerra que se pudo haber ganado, y que como tal Irak es una guerra que puede ganarse. Merece la pena revisar la validez de los argumentos de Bush y luego las razones de por qué ahora, y sólo ahora, ha invocado la analogía con Vietnam.

La argumentación es una que es extraña. Bush no ofreció evidencia alguna sobre la situación militar en Vietnam ni de por qué, si EEUU hubiera persistido, la guerra se habría podido ganar. En cambio, se concentró por completo en las supuestas consecuencias de la retirada.

Expresó su argumentación utilizando tres lemas: boat-people, campamentos de reducación y campos de la muerte. El término boat-people hace referencia a los muchos vietnamitas que habiendo sido simpatizantes de EEUU durante la guerra buscaron huir del país en lanchas, de los cuales muchos murieron en el Mar del Sur de China. Campamentos de reeduca- ción hace referencia al hecho de que al terminar la guerra, el Gobierno de Vietnam envió a muchas personas que se habían opuesto a su toma del poder a los llamados campamentos de reducación. Campos de la muerte se refiere al hecho de que en Camboya, no en Vietnam, el Gobierno del Khmer Rouge que llegó al poder asesinó a un enorme número de personas en esos «campos de la muerte». Revisemos una por una.

Que muchos de los simpatizantes de EEUU quisieran huir de Vietnam después de la retirada era por supuesto predecible e inevitable. Los que pierden una guerra buscan huir del grupo contra el que estuvieron combatiendo. Pero la muerte de estas boat people no fue responsabilidad del Gobierno vietnamita, fue de EEUU y sus aliados que se negaron a abrir sus fronteras. Basta con comparar el destino de estas boat people con aquellas otras boat people que abandonaron Cuba a lo largo de los años, que han sido recibidos con los brazos abiertos.

Los campamentos de reducación fueron muy crudos. (...) La cantidad de quienes murieron fue, sin embargo, mucho menor que el número de vietnamitas que murió como resultado de la guerra, y probablemente menos que aquéllos que habrían muerto si la guerra se hubiera prolongado. En cualquier caso, ¿qué evidencia hay de que, si EEUU se hubiera quedado en guerra todavía más tiempo del que se quedó, habría derrotado, de hecho, al Vietcong? ¿Cuál habría sido la posibilidad de que los oponentes al Vietcong, de haber ganado, no establecieran sus propios campamentos de reducación? Finalmente, los campos de la muerte. Éste es el argumento más fantástico. El Khmer Rouge nunca habría sido capaz de existir sin la guerra de Vietnam. EEUU depuso al rey Norodom Sihanouk, la barrera más fuerte contra el Khmer Rouge. En lugar de Sihanouk, crítico del involucramiento estadunidense en Vietnam, arregló que Lon Nol, un general sin respaldo popular, derrocara a Sihanouk y luego el gobierno de Lon Nol fue derribado por el Khmer Rouge.

Lo más importante que Bush dejó fuera de su análisis fueron las cosas que no ocurrieron. En ese entonces, el principal argumento de EEUU para involucrarse en Vietnam era la tesis del dominó, que si Vietnam caía en manos comunistas toda Asia lo seguiría. No sólo no ocurrió esto, sino que pasaron cosas muy diferentes. Hoy, Vietnam y EEUU están en muy buenos términos. (...)

Entonces, ¿por qué Bush, por vez primera, invoca la analogía con Vietnam, que había evitado antes con gran celo? Dije antes que era en parte por desesperación y en parte por mala fe. La desesperación tiene que ver con la enorme presión popular para retirarse de Irak lo más pronto posible. Bush ya había logrado posponer cualquier decisión diciendo que el general Petraeus le informaría a él y al Congreso el día 15 acerca de qué tan exitosa había sido la «oleada» de tropas. Y dijo que tomaría sus decisiones acerca de Irak con base en el informe del general. Sin embargo, ahora resulta que el informe que Petraeus entregará al Congreso será escrito en la oficina de Bush. (...)

Bush ha estado invitando también «turistas políticos» a Irak para que los lleven en visita guiada a constatar lo bien que se desempeñan las fuerzas armadas estadunidenses en la provincia de Anbar, donde han llegado a un acuerdo con una serie de insurgentes sunitas para que combatan a otro grupo. Esto ha impresionado a unos cuantos políticos demócratas, que ahora recelan de negar el «éxito». La gente de Bush admite que la situación política global es terrible. Al primer ministro de Irak, Nuri Maliki, no le gustan nada los acuerdos que EEUU anda haciendo en Anbar, ni aprecia la presión para ejercer acciones contra las múltiples guerrillas sectarias. Al visitar Siria,apuntó que Irak tiene otras opciones políticas más allá de EEUU. De inmediato, han comenzado los rumores de que Estados Unidos podría estar alentando un golpe militar. Eso sí es una analogía con Vietnam. La intervención estadunidense comenzó a hacerse amarga una vez que Estados Unidos arregló un golpe militar contra el primer ministro de Vietnam del Sur, Ngo Dinh Diem. Entonces, la desesperación es, de hecho, que quedarse en Irak es un caso que no soporta la luz del día. Una encuesta reciente de la revista `Foreign Policy', que indagó entre los llamados expertos en política exterior, muestra que el 80% califica la guerra de Irak de una que tiene un «impacto muy negativo» sobre los objetivos de seguridad nacional estadunidense. Si uno desmenuza este dato según la autoadscripción de quienes respondieron, un 60% de aquellos que se dicen «conservadores» dieron esa misma respuesta.

Pero entonces, ¿por qué mala fe? Bush está preparando el futuro. El presidente que se retiró de Vietnam era un republicano, Gerald Ford, y lo hizo después de la prolongada retirada de tropas que emprendió otro presidente republicano, Richard Nixon. Bush no va a retirar las tropas. Pero está muy seguro de que el siguiente presidente se verá forzado a hacerlo. Y está muy seguro de que el siguiente presidente será un demócrata. Así que pone los cimientos para acusarlo de «puñalada por la espalda». Escucharemos mucho de esta acusación en la década venidera.

© ``La Jornada''

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