Inician las exhumaciones en el cementerio del fuerte de Ezkaba
Ya se han iniciado las exhumaciones en el cementerio de Ezkaba. Los familiares de los fusilados, Txinparta y Aranzadi comparecieron para informar de estas labores, que ya han con- cluido en el caso de cuatro tumbas. Y en ellas se ha hallado un elemento insólito: sendas botellas que contenían la identidad del fallecido. Sólo se ha conservado uno de los documentos.
Jasone MITXELTORENA |
La Asociación de los Familiares de los Fusilados de Nafarroa, Txinparta Elkartea y la Sociedad de Ciencias Aranzadi dieron a conocer ayer en Iruñea el proceso de exhumación que se está llevando a cabo en el cementerio hallado el pasado año en el monte Ezkaba, construído para la ubicación de las personas que se hallaban presas en el fuerte del mismo monte.
Aranzadi, en colaboración con Txinparta, ha realizado cuatro exhumaciones hasta el momento. La última iba a ser entregada ayer mismo a los familiares, y tratan de responder a las 28 solicitudes recibidas hasta ahora. Ayer celebraban esas entregas relatando lo dificultoso que está resultando la identificación de las personas enterradas y la búsqueda de los familiares, dado el largo tiempo transcurrido -el cementerio se utilizó entre 1941 y 1945-. Las excavaciones han partido de un croquis procedente de las investigaciones de José María Jimeno Jurío, que dio a conocer la existencia del cementerio y que ahora posibilita su exploración.
Lourdes Errazti, arqueóloga y coordinadora de Aranzadi, informó del hallazgo de un elemento insólito en las tumbas investigadas hasta ahora por la asociación. Se trata de una botella ubicada junto a cada cadáver, que, según han podido comprobar, contenía en su día un documento oficial señalando la identidad de la persona fallecida. El hallazgo de una botella con cierre metálico -a diferencia de las demás, que disponían de corcho que imposibilitó la conservación del papel- facilitó la identidad de «un marinero de 23 años, vecino de Bilbo, que falleció por tuberculosis pulmonar».
Aunque algunos familiares han rechazado la investigación, son minoría. Así lo indicó des-de la asociación de los familiares Mirentxu Agirre: «La negación del cuerpo ha impedido cerrar el duelo, el tener al ser querido descansando en un lugar digno». Por ello, Asun Larreta, portavoz de la asociación, resaltó la necesidad de que «las instituciones se impliquen en el enorme trabajo de las exhumaciones».
Txinparta ha trabajado en la limpieza de la superficie del cementerio y en las excavaciones entre un metro y dos de profundidad, y también en la investigación sobre la cárcel de Ezkaba. Koldo Pla señaló que «han sido 750 las muertes registradas, y entre las no registradas hay constancia de otras doscientas personas». Muchas fueron enterradas en fosas, en valles colindantes a Ezkaba, y otras en los pueblos.
En 1941 los vecinos se opusieron a su acogida, y se planteó la necesidad de un cementerio. El proyecto preveía la ubicación de 400 cadáveres, pero la cárcel se cerró en 1945 y, según los datos disponibles, son 131 las personas enterradas en Ezkaba. En los primeros años se llevaron a cabo el mayor número de fusilamientos, pero posteriormente los fallecimientos fueron motivados por las malas condiciones de vida, manifestadas en forma de tuberculosis en su mayoría.