Bombardear Irán abriría un ciclo de «consecuencias imprevisibles»
La posibilidad de una agresión militar contra Irán y sus consecuencias concentra la atención de los analistas, más cuando el Estado francés ha unido su voz a EEUU e Israel amenazando a Teherán con la guerra. Los expertos discrepan sobre sus efectos en el programa nuclear iraní. En lo que sí coinciden es en que una campaña militar, presumiblemente de bombardeos, desencadenaría un ciclo infernal no sólo para Oriente Medio sino en todo el mundo
GARA |
En un estudio del Oxford Research Center, el investigador Frank Barnaby alerta contra una agresión, e insiste en que, al ritmo actual, Irán no podría en ningún caso dotarse de una bomba atómica antes de 2012.
Barnaby asegura que, a la inversa del objetivo buscado, los bombardeos serían probablemente poco eficaces e impulsarían a Teherán a acelerar el proceso y conseguir el arsenal nuclear en dos años, todo ello «en un contexto de hostilidad de un alcance incalculable».
Por contra, el MIT, Instituto de Tecnología de Massachusetts, asegura que los raids supondrían un duro golpe para el programa de investigación nuclear iraní. Ha llegado a calcular el arsenal necesario (dos bombas guiadas por laser de 907 kilos y 24 bombas de penetración) para destruir las instalaciones bajo suelo situadas en Natanz.
La revista francesa de Defensa y Seguridad Internacional se hace eco de una simulación militar que marca 200 objetivos a atacar, en los que se incluyen bases aéreas, puertos, la central nuclear de Bucher, la fábrica de agua pesada de Arak... «Los daños materiales y humanos infligidos a los iraníes retrasarían 10 años su programa nuclear militar», calcula su redactor jefe Joseph Henrotin, que advierte, eso sí, de «consecuencias en cascada dificilmente controlables por ambas partes».
Posibles reacciones de defensa
Irán podría intentar bloquear el extrecho de Ormuz, entrada al Golfo Pérsico para los petroleros y «vena yugular de Occidente», en palabras del último shah de Persia. Ello implicaría la «neutralización» de los tres submarinos iraníes de fabricación rusa (clase Kilo) y de la base naval iraní de Bandar Abbas.
Siempre en este juego de simulación de escenarios, Irán podría impulsar una insurrección general en Irak, con mayoría chiíta, contra EEUU, obligándole a enviar refuerzos.
Los expertos no excluyen la posibilidad de que Teherán intentara implicar a su principal enemigo y primer instigador de Occidente en su contra, Israel. Traen a la memoria para ello los ataques de represalia iraquíes con misiles Scud contra Israel en la Guerra del Golfo (1991).
«El escenario más terrorífico sería que Israel respondiera con un bombardeo nuclear a todo ataque iraní con armas químicas», aventura Henrotin. Finalmente, «Irán, con la ayuda de Siria, podría hacer estallar Oriente Medio», en el epicentro del petróleo mundial.
No falta quien, como Cédric Poitevin, del Grupo de Investigación e Información sobre la Paz y la Seguridad de Bruselas, asegura que si EEUU planea tan temeraria agresión se debería, entre otros factores, al riesgo de que Israel actúe unilateralmente «desencandenando un escenario aún más incontrolable».
El presidente de Irak, el kurdo Jalal Talabani, exigió la inmediata puesta en libertad del diplomático iraní secuestrado por el Ejército estadounidense en Kurdistán Sur.
«Der Spiegel» asegura en su edición del lunes que el Gobierno alemán no está de acuerdo con la posición francesa de saltarse la autoridad de la ONU para imponer sanciones a Irán y de evocar una guerra.
Irán presentó ayer por primera vez un nuevo misil de largo alcance capaz de alcanzar a Israel y a las bases estadounidenses en la región. El Ghadr-1 «tiene un alcance de 1.800 kilómetros y funciona con combustible líquido» anunció una fuente militar.
El misil fue presentado en el marco de un desfile militar con motivo de la conmemoración de la guerra Irak-Irán (1980/1988). También fue mostrada en la parada una nueva versión del Shahab-3, misil con un alcance de 1.300 kilómetros. Un millar de kilómetros separan a los enemigos históricos.
Al inicio del desfile, tres Saegheh, el nuevo avión de caza iraní y presentado como «el último grito» en la aviación militar del país, surcaron los cielos.
Contrariamente al año pasado, la parada de ayer estuvo marcada por la presencia de numerosas inscripciones antiestadounidenses y antiisraelíes.
Los vehículos militares lucían mensajes como «Muerte a América» y «Muerte a Israel». Otras pancartas incluían mensajes del imam Jomeini, Fundador de la República Islámica de Irán: «Ningún iraní y ningún musulmán reconoce la existencia de Israel».
El presidente iraní, Mahmud Ahmedinejad, pronunció un discurso en el que insistió en que «las amenazas no nos detendrán en el camino al progreso».
