La Real consiguió su primera victoria de Anoeta de una manera convincente, aunque sobraron los minutos de tiempo añadido para que el partido dejara una sensación más positiva acorde a la manifiesta superioridad blanquiazul sobre el Elche.

Sobraron los minutos de prolongación porque ya eran demasiado los cuatro que determinó Teixeira Vitienes -los cambios sólo obligaban a añadir dos y los otros dos eran excesivos para el mosqueo del cántabro con los recogepelotas- y todavía lo alargó en uno y medio más sin ninguna justificación. Y sobraron porque Miguel devolvió los temores de Anoeta en un gol de carambola y después Trotta tuvo el empate en sus botas.

Pero al margen de esos minutos, la Real demostró ayer que se encuentra en una línea positiva que necesitaba romper con los temores de Anoeta, el que sufría el equipo a jugar en el ambiente del estadio y el que padecían los aficionados por la poca confianza que tenían en su plantilla.

El partido de ayer demostró que la Real puede jugar al fútbol mucho mejor que en los dos partidos anteriores y lo mejor es la sensación de que Coleman ha dado con un once y con una forma de jugar definidas.

Cada partido el equipo está más compenetrado y va a más y eso se tradujo en un juego ofensivo de un nivel más que aceptable. El balón estuvo, sobre todo en el primer tiempo, casi siempre en posesión de los realistas, lo movieron con la rapidez y el criterio que faltaba antes y para el descanso el partido debió quedar ya sentenciado.

Muy bien inicio

Porque la Real comenzó muy bien el partido y en doce minutos fabricó más ocasiones que en los 180 de los dos primeros partidos de Anoeta, dos de ellas a balón parado. En la primera Aranburu estuvo atento para recoger el rechace y poner a prueba a Caballero, en la segunda Trotta casi envió a su portería un buen centro de Xabi Prieto y en la tercera, a la salida del corner que propició ese despeje, Labaka obligó a un inspirado portero a una gran parada y Gari no pudo empujar el rechace a la red a dos metros de la portería.

Desde el inicio se veía una Real distinta, sin el miedo de los dos partidos anteriores y ese buen inicio enganchó a esa gran mayoría de la afición que está deseosa de volcarse con su equipo a nada que reciba de él. La pena es que el equipo sólo dio pena en los dos primeros partidos y se oía más a los que estaban por la labor de pitar.

Ese buen inicio no se tradujo en el marcador, pero sí en el ánimo y en la confianza de jugadores y aficionados. La Real jugaba el balón con la rapidez y el acierto que le faltaba, acaparaba la posesión y el Elche sufría mucho. Los de David Vidal sólo consiguieron equilibrar el juego en la recta final del primer tiempo e incluso pudieron adelantarse en un fallo de entendimiento entre Víctor López y Riesgo que estuvo a punto de costar un gol en propia puerta del argentino.

No habría sido justo porque al margen de las tres iniciales, Díaz de Zerio tuvo otras dos buenas oportunidades para marcar un gol que la Real iba a lograr en la jugada que menos lo mereció, ya que la fortuna de un rechace en un jugador local convirtió un tiro flojo de Xabi Prieto en una vaselina imparable.

Luego Trotta se equivocó en el penalti que buscó bien Castillo y a partir de ahí la Real jugó con comodidad y debió sentenciar el partido. Pero se echó muy atrás y primero Riesgo tuvo que detener una falta envenenada y luego todo Anoeta tuvo que sufrir para que no se escapara una victoria muy importante.