Han puesto en la noche de los martes a «Caiga Quien Caiga». Lo han puesto en la segunda oleada de horario bueno, cuando ya muchos potenciales telespectadores han visto su serie preferida y se disponen a lavarse los dientes y a entregarse a los brazos de Morfeo. O de quien mejor les plazca. Pero todavía hay una masa que da muchos réditos y porcentajes y si la atrapas les fastidias un poco el sueño, pero te ayudan a completar el día en Sofres. Lo anteriormente expresado son divagaciones, intentos de entender las decisiones de los programadores que, aunque parezca en ocasiones lo contrario, piensan mucho, estudian, hacen encuestas, prospecciones y colocan a las series, programas, concursos y demás material de contenido de las parrillas en los lugares horarios y diarios que les parecen mucho más eficaces o bien para aumentar sus resultados o para contener los de la competencia.

La historia de CQC es la de la movilidad. Ha recorrido casi toda la parrilla de Tele 5. Al inicio estuvo a punto de desaparecer de la oferta porque no hallaban el lugar que lo hiciera despegar hasta que alcanzó su aceptación mayoritaria en la tarde de los domingos, tras el noticiario ¿Quién se acuerda ya de que los domingos existen televisivamente más allá de las motos y los coches? Pues sí, en la hora de la siesta provocó insomnio activo. En los últimos años era en el horario bueno de los viernes, hasta que ahora nos lo colocan en martes y nos dicen: venid.

Han tenido el detalle de no ponerlo solapado con médicos u otros personajes imprescindibles. Han llegado con los mismos ingredientes, con alguna baja y alguna incorporación de ajuste contractual, pero el mismo tono y con una entrega de Eugeni realmente magnífica. Una pregunta venenosa a Ágata Ruiz de la Prada: «¿Cómo es que a ti te gustan tanto los colores y a tu marido solamente le gusta el amarillo?». La diseñadora se queda gripada y responde agria con una frase publicitaria. Mientras tanto, La 2 estaba dando un reportaje en directo del lanzamiento de un nuevo periódico: «Público», que empieza mal, intoxicando desde su portada. Pero dicen que es de izquierdas. Lo disimula muy bien.