Al menos siete personas murieron y varias resultaron heridas en Gaza como consecuencia de un ataque israelí por tierra y aire que se registró ayer.

Tres palestinos fallecieron como consecuencia de los disparos de un avión israelí contra el vehículo en el que viajaban. El Ejército sionista informó de que el objetivo de este ataque era impedir el lanzamiento de cohetes contra sus posiciones.

Otros cuatro palestinos fallecieron debido al disparo de un tanque israelí en las inmediaciones de la localidad de Beit hanoun, al norte de la franja de Gaza.

Testigos presenciales confirmaron a la agencia palestina Ma'an que «docenas de tanques sionistas invadieron Beit Hanoun por los cuatro costados, tomando el control de la ciudad». Los blindados contaron con el apoyo de cazas y helicópteros Apache.

Mientras se producía esta invasión, el ministro israelí de Defensa, Ehud Barak, declaró que «estamos planeando, para dentro de muy poco, una operación de envergadura para que cesen los ataques con cohetes contra nuestro territorio».

«Nos acercamos a una operación de envergadura en la franja de Gaza si continúan disparando cohetes al-Qassam. Hay que debilitar al régimen de Hamas y su control sobre Gaza», añadió Barak en declaraciones realizadas a la radio militar israelí.

«Esta operación no será nada fácil, debido a las fuerzas que tendríamos que emplear y los límites de tiempo que deberíamos fijar para los combates», destacó Barak.

Según una fuente militar sionista citada por France Presse, siete cohetes y una veintena de obuses de mortero fueron disparados ayer desde Gaza contra posiciones israelíes, sin que se produjeran heridos ni destrozos materiales.