Veinte minutos de buen fútbol, aderezados por una defensa visitante que hizo aguas por todos los lados, sirvió para que Osasuna se sacudiera las dudas que había creado en el comienzo de temporada y pasar todas las urgencias a un mal Levante que desapareció del Sadar. Tras una primera parte bastante floja, los rojillos desplegaron su mejor juego de la temporada en la reanudación y, con un juego fluido, lograron la primera victoria de la nueva campaña de manera bastante convincente.

Al margen del bálsamo clasificatorio, el triunfo de ayer ha de servir para recuperar la confianza en una plantilla remodelada en la que las nuevas incorporaciones como Pandiani, Javi García y Plasil empiezan a dar muestras de su validez, acompañando a puntales como Juanfran, Izquierdo, Puñal o Josetxo.

Pese a que la satisfacción era casi absoluta al término del encuentro -la preocupación la puso la enésima lesión muscular de Delporte- las sensaciones al descanso no eran tan positivas, ya que al conjunto rojillo le costó carburar y ni siquiera el haberse adelantado en el marcador le había bastado.

Hasta que los acontecimientos se precipitaron con la lesión de Delporte, Juanfran parecía la única opción de desbordar y precisamente de sus botas nació la jugada del 1-0 de Pandiani tras gran centro de Izquierdo pocos minutos después de que Pedro León pusiera un nudo en la garganta de los aficionados tras enviar un balón al poste.

Poco duró la alegría ya que Ettien aprovechó un balón suelto al borde del área apenas tres minutos después para empatar el partido tras darse la vuelta a gran velocidad y soltar un gran zapatazo. Dos disparos de Patxi Puñal desde fuera del área cerraron el bagaje ofensivo rojillo en la primera mitad.

La cosa cambió radicalmente en la reanudación, cuando Osasuna acertó a abrir el juego a las bandas, algo que no consiguió en la primera mitad, y las percusiones por ambas bandas sacaron a relucir las carencias defensivas del equipo valenciano que se vislumbraron desde el inicio pero que los de Ziganda no terminaban de aprovechar.

Plasil dio el primer aviso al obligar a Storari a lucirse nada más comenzar la segunda parte y el Rifle Pandiani, completamente no perdonó poco después otra asistencia de lujo desde la derecha, esta vez de Izquierdo, para adelantar de nuevo a su equipo.

Golpe definitivo

Mientras en la primera mitad el Levante respondió enseguida, el segundo golpe fue definitivo y los granotas desaparecieron del partido. Abel Resino trató de responder desde el banquillo con la entrada de Rigano, pero el cambio resultó contraproducente, ya que sin que el delantero italiano llegara a tocar un balón, Osasuna dejó casi sentenciado el partido con el 3-1.

Plasil, muy activo en la segunda mitad, generó la jugada del segundo gol rojillo robando un balón, internándose en el área y provocando con un recorte un penalti que Daudén Ibáñez no pitó porque el rechace le cayó a Juanfran y el alicantino no perdonó para batir por bajo al portero visitante Storari.

En pleno hundimiento granota, la sentencia llegó a falta de un cuarto de hora para la finalización del encuentro, cuando la defensa visitante falló con estrépito a la hora de tirar el fuera de juego, dejando solo a Javi García ante el portero y el ex madridista definió con gran clase.

En esta tesitura, los últimos minutos del partido dieron opción de disfrutar de una victoria que hacía demasiado tiempo no se producía en El Sadar. Plasil seguía gustándose ante sus nuevos aficionados y Ziganda premió a otro recién llegado, el mexicano Vela, con un debut cómodo. Aunque sólo dispuso de poco más de diez minutos el joven delantero cedido por el Arsenal dejó detalles de que puede ser un jugador importante, sobre todo por su endiablada velocidad. Pese a que la temperatura no acompañaba, las gradas recuperaron el «Riau Riau», señal inequívoca de que habían disfrutado.