Leila Martin Garcia
El rey de Anboto
Hace días se fue un amigo. No como cuando te vas de vacaciones y te despides. No. Se fue de la peor manera posible. Sin darnos la oportunidad de decirle agur. Se fue para siempre. Se fue sin que los que le queríamos, y le queremos, pudiéramos darle un beso y esperar a que desapareciese en la lejanía, como cuando te vas para volver. Se fue acompañado. Se fue acompañado de un montón de sueños e ilusiones. Se fue con una mochila cargada de trabajo, esfuerzo y dedicación que había llenado a lo largo de sus 21 años. Se fue con su sonrisa permanente. Se fue sabiendo que los que le queremos seguiremos aquí por él.
Hace días se fue una gran persona. Se fue dejando un vacío imposible de llenar. Se fue con sus rastas y sus pendientes de aro. Se fue con su mirada llena de alegría. Se fue con su afición al fútbol y al mus. Se fue un joven que quería a sus amigos y que se hacía querer. Se fue nuestro compañero de cervezas el fin de semana por la Kutxi. Se fue el eterno bromista. Se fue un amante de la montaña. Se fue el ligón incansable. Hace días se fue un vecino de Errota. Se fue el tabernari del Herrikoia. Se fue alguien comprometido que luchaba por y para los demás. Mari quiso que no volviera. La diosa de Anboto se quedó para siempre con él. Hace días se fue Trujo.
Agur eta ohore, lagun maitea!