principales crisis de la historia reciente
Las crisis financieras se suceden impulsadas por la globalización
La crisis financiera motivada por el impago de los créditos de alto riesgo en Estados Unidos no ha tocado techo. Aunque desde los bancos centrales y los gobiernos se trata de poner una venda en los ojos de la población, saben de su gravedad, porque han necesitado inyectar más de 350.000 millones al circuito financiero para evitar un colapso. Las crisis financieras se suceden por el efecto de la globalización y ya se anuncia una burbuja en los biocombustibles.
Juanjo BASTERRA | BILBO
La crisis financiera mundial actual, surgida en Estados Unidos por el impago de los créditos de alto riesgo, es una más de las que se han producido entre el siglo pasado y el actual, que está siendo castigado ya desde los comienzos con las crisis de las tecnologías de la información y la comunicación, denominada la «crisis de las punto.com», y ahora con la «crisis de las hipotecas de alto riesgo». Estados Unidos está en el epicentro de cada colapso.
Los problemas no paran aquí, porque la compañía Accenture ya ha pronosticado que el sector de los biocombustibles se enfrenta «a una posible burbuja, similar a lo que ocurrió con las TIC». Lo que está claro es que a medida que ciertos negocios cobran relevancia, los especuladores financieros entran en ese proceso hasta que extraen la última gota, lo que provoca un reajuste del mercado.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) reconoce que se está produciendo un creciente número de crisis financieras y explica que la globalización «ha incrementado su frecuencia y su propagación, pero no necesariamente su gravedad».
Esa matización de ese organismo alineado con las políticas neoliberales más profundas podría llegar a ser cierta si en el caso de la actual crisis financiera mundial no hubiera sido necesaria la inyección de más de 350.000 millones para ofrecer liquidez al mercado y beneficiar de forma directa a los especuladores bursátiles para evitar un colapso financiero de consecuencias impredecibles.
La globalización ha hecho posible que el movimiento de capitales no esté restringido y, por lo tanto, en cuestión de segundos se puede estar invirtiendo en Tokio y en Nueva York, sin restricción alguna. Quienes peor parados salen de estas y anteriores crisis y movimientos especulativos son siempre los trabajadores. En Euskal Herria la actual crisis ya ha provocado que se pongan más trabas a la hora de acceder a un crédito y no está claro que los tipos de interés, que fija el Banco Central Europeo, se mantengan inamovibles en el 4%, ya que el indicador del Euribor sigue imparable y ha rebasado ese porcentaje con cierta facilidad.
A este hecho hay que añadir que la Reserva Federal de Estados Unidos todavía sigue transfiriendo liquidez porque, al contrario de lo que se había dicho, la crisis no ha aflorado con toda su contundencia ni se ha trasladado al resto del mundo, como es de esperar. De hecho, el ex presidente de la Reserva Federal estadounidense Alan Greenspan afirmó que el efecto de la crisis traerá consigo una recesión económica «cuando aflore en toda su intensidad». En Europa se espera que su efecto llegue a mediados del próximo año.
Crisis de las punto.com
Si retrocedemos, se puede comprobar como en el 2000 ya se produjo la crisis de las compañías de internet. Entonces empresas como «Amazon.com» y AOL lideraron el fuerte crecimiento de ese negocio. El punto más álgido de la operación se alcanzó cuando AOL compró Time Warner en enero de 2000.
La cotización en el mercado tecnológico estadounidense Nasdaq se elevó. En marzo estalló la burbuja, ya que el Nasdaq comenzó a perder. Para octubre de 2002 ese índice había caído un 78%. Esta situación tuvo la correspondiente influencia en la economía, dado que la inversión empresarial cayó y Estados Unidos entró en un proceso de desaceleración, que después se agravó con los sucesos de las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de Setiembre. Para reactivar la economía, la Reserva Federal de Estados Unidos redujo los tipos de interés del 6,25% al 1%, «para estimular el crecimiento».
En 2002 también se produjo la crisis financiera en Argentina derivada de los problemas de deuda y de falta de liquidez de los sistemas.
Crisis asiática
Otra importante crisis tuvo lugar en el sureste asiático en 1997, que se extendió a Rusia y Brasil en 1998 y provocó también en Estados Unidos un fuerte colapso financiero con el fondo de capital riesgo Long-Term Capital Market (LTCM), que hizo crack. Ese fondo fue creado por los ganadores del premio Nobel Myron Acholes y Robert Merton para la compra y venta de bonos. Estos creían que a largo plazo las tasas de interés de los bonos gubernamentales empe- zarían a converger y el fondo de capital riesgo podría comerciar con las pequeñas diferencias entre las tasas.
Sin embargo, en agosto de 1998, Rusia empezó a dejar de pagar sus bonos, por lo que los inversionistas acudieron a otros mercados y buscaron refugio en los Bonos del Tesoro estadounidense. Produjo un diferencial drástico, lo que provocó que el fondo Long-Term Capitral Market, que había pedido prestado mucho dinero, se encontrara en peligro de perder miles de millones. «Para poder liquidar esas posiciones, tendría que vender sus bonos de la Tesorería, lo que afectaría al mercado de crédito de Estados Unidos y forzaría un incremento de los tipos de interés», según manifiestan los expertos.
Por lo que la Reserva Federal decidió «que debía acudir al rescate» y convenció a los principales bancos estadounidense para que invirtieran en torno a 4.000 millones «para salvar a la firma del colapso inminente». A la vez, la Reserva Federal acordó un recorte de emergencia de los tipos en octubre de 1998. Los mercados se estabilizaron, pero esa compañía de capital riesgo fue liquidada en 2000.
Diez años después de la crisis asiática, «Asia mira nuevamente al futuro con confianza. Es alentador observar que las políticas se adaptan cada vez más al ritmo acelerado de la globalizaicón», indican David Burton y Alessandro Zanello, directores del FMI para Asia y Pacífico. Sin embargo, ambos reconocen que el desarrollo económico sólo afecta a unos pocos, puesto que la mayoría de la población se encuentra en posiciones de pobreza y existe desigualdad entre los trabajadores.
Crack de octubre de 1987
Las bolsas de valores estadouniudenses sufrieron fuertes caídas en octubre de 1987, cuando el índice Dow Jones bajó un 22%. La crisis tuvo su origen en la creencia generalizada del manejo inapropiado de información confidencial y en la adquisición de compañías con dinero proveniente de préstamos. Se produjeron problemas con las computadoras, porque las operaciones se hacían a golpe de tecla sin capacidad de reacción al mercado.
Una crisis anterior en 1985 tuvo como protagonista al banco Savings and Loans, que ya ofrecía hipotecas y recibían depósitos de pequeños inversionistas.
Las principales crisis financieras que han ocurrido en el último cuarto del siglo pasado y en el inicio del actual tienen su origen en Estados Unidos, pero han tenido una repercusión mundial muy importante por su posición dominante.
La crisis financiera actual debido al impago de las hipotecas de alto riesgo, que se inició en Estados Unidos, ha sobrepasado sus fronteras y se espera que tenga un impacto directo en la economía europea durante el próximo ejercicio.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ya alertó en abril del fuerte riesgo crediticio en Estados Unidos. Sin embargo, considera que existen en la actualidad mecanismos que permiten anticipar con más tiempo la gravedad de estas crisis.
Un estudio que ha presentado recientemente la compañía Accenture indica que el sector de los agrocombustibles se enfrenta a una posible burbuja de aquí a 2012. El trabajo reconoce que, al igual que ocurrió con la crisis de internet, podría pasar en el sector de moda. «Las compañías más fuertes serán las que queden en los próximos cinco años», precisa Matías Alonso, socio de Resources de Accenture.
Alonso reconoce que «primero habrá un boom, que ya lo estamos viviendo, al que le seguirá un descenso de la actividad a medida que se haga evidente hasta qué punto es complicado aumentar de un modo práctico la dimensión de ese mercado. Al final, los jugadores más estables serán los que quedarán».
El informe analiza que los productores de agroetanol y agrodiésel se convertirán en el próximo quinquenio en los líderes exportadores del sector energético, puesto que ya se conoce que el mercado global de los agrocombustibles va a crecer a nivel mundial por las políticas que se están relanzando para consumir energía más limpia. En este sentido, la posición de China e India en este mercado será fundamental y marcará el futuro del sector que, por otro lado, está provocando un encarecimiento de los cereales. Según Accenture, las claves para determinar el éxito o fracaso futuro de las compañías dedicadas a los agrocombustibles se controlará sobre la capacidad que tenga de «equilibrar de manera sostenida el suministro de carga de alimentación con todo lo relacionado con el almacenamiento y el transporte, reduciendo así los costes y aumentando la producción de carga de alimentación, las consideraciones legales a favor de la agricultura en casi todos los países y las normativas que fomenten el uso de los biocombustibles para reducir las emisiones de CO2».
Una de las mayores incertidumbres que recoge el estudio de Accenture se basa en la tecnología. «Seguirá mejorando, pero todavía no sabemos cuáles tendrán un mayor impacto y cuál será la dimensión del sector al final». Un tema que sale a la luz en este caso es que la empresa Biocarburantes de Castilla y León, compuesta al 50% por la empresa Abengoa Bioenergía y Ebro Puleva, ha decidido el cierre de la planta de bioetanol de Salamanca «por la incertidumbre regulatoria y la subida de los precios de los cereales», según informó Abengoa.
Las crisis financieras están mostrado una virulencia especial desde «la Gran Depresión» americana de 1929, conocido como «jueves negro», a la actual, pasando por la del petróleo en los años setenta del siglo pasado. Desde el FMI se trata de reducir ese impacto actual sobre los anteriores, pero el efecto negativo arrastra a más sectores. El FMI considera que se deben poner más controles, para que «salten las alarmas antes» y se puedan adoptar medidas compensatorias. Es decir, se trata de ayudar a los especuladores. Lo que sí es cierto es que antes de producirse los colapsos, las compañías obtienen siempre los mayores beneficios económicos en procesos de fusión y compras de empresas. Andrew Jackson, que ocupó el cargo de economista jefe de la Canadian Labour Congress, situó en un análisis que realizó sobre la «Gran Depresión» y la crisis de 1998, que afectó al sureste asiático y a Estados Unidos de forma directa, su semejanza en que «la naturaleza fundamental del sistema económico no ha cambiado. El mercado libre desemboca en una orgía especulativa». Para explicar las burbujas financieras, Jackson señala que «aparecen debido a las esperanzas irracionales sobre el futuro y se vienen abajo cuando el rebaño de los inversionistas cambia el rumbo». Critica que, tras la crisis del petróleo en 1973, «los gobiernos desregularon los mercados, en beneficio de las transnacionales».
Mientras el Banco Central Europeo y la Reserva Federal estadounidense salen en apoyo de los especuladores financieros, quienes poseen créditos hipotecarios se han visto perjudicados por quienes están haciendo de la Bolsa un inmenso negocio.