No le resultó fácil a Carmelo Ortiz de Elgea realizar una selección de cuadros que, de alguna manera, resumiera la pintura de sus últimos años. El gasteiztarra lleva casi media vida pintando y cuenta con una extensa obra. Efectuó una primera criba y se quedó con un centenar de cuadros, grupo del que seleccionó 58, que son los que finalmente ha colgado en la Sala Fundación Caja Vital Kutxa, y que pueden contemplarse hasta el 10 de octubre. Según manifestó el artista, «es una exposición que tiene intensidad y hay que ceñirse al espectador».

La naturaleza y los paisajes protagonizan la obra de Ortiz de Elgea (Gasteiz, 1944). «Procuro que mi pintura refleje la sensación que yo percibo cuando veo la naturaleza», reconoció.

Naturaleza viva

Si bien su pintura ha sufrido algún cambio de estilo durante estos años, Carmelo Ortiz de Elgea se mantiene fiel a sus inicios. «Ha habido épocas en las que he pintado pop-art; ocurrió así en el año 1968-69, cuando gané el Premio de Pintura Vasca -apostilló-. Pero, por lo demás, siempre he tenido a la naturaleza enseñándome a pintar».

Aunque nació en la capital arabarra, Ortiz de Elgea era muy joven cuando su familia se trasladó a Aretxabaleta, hecho que, según reconoce, influyó notablemente en su posterior vocación como pintor de paisajes. «Pinto directamente en el campo. Es una pintura desde la calle hacia adentro», dijo. El artista estudió en la Escuela de Artes y Oficios y, posteriormente, obtuvo varias becas que le posibilitaron su ingreso en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.

Su obra entre 1955-85 evoluciona desde una primera figuración -pasando a la abstracción, la pintura matérica (1965-72), al pop-art (década de los 70) y el informalismo matérico, y a la abstracción gestual (1970-80)-, hasta la última abstracción-figuración de la época cubana (1990). Siempre, en menor o mayor medida, su producción ha estado unida al paisaje.

La muestra que se exhibe en la Sala Fundación Caja Vital Kutxa recoge cuadros de gran formato. «Este tamaño me tira mucho -señaló-; me refiero al hecho, por ejemplo, de pintar un árbol casi tan grande como su propia dimensión real».

Cada cuadro de Carmelo Ortiz de Elgea es una exposición de vida y color. «Esta selección demuestra la solidez de mi obra. Son cuadros muy de tripa, es decir, muy metidos dentro. El hecho de rascar dentro de mí es un tema que me interesa mucho».

Los paisajes que protagonizan esta exposición muestran al público un espacio que se disloa. Y es que cada cuadro de Ortiz de Elgea recrea una ventana abierta a la realidad y un juego de imágenes, colores y formas subjetivas.

La selección también suma un total de cinco cuadros que rozan un planteamiento clásico. «Como lo hiciera Velázquez, yo también adopto el tema místico como excusa -reconoce el artista entre risas-. Es decir, como excusa para poder desarrollar el paisaje al margen de la imagen religiosa».

El recorrido que la muestra propone por la creación pictórica de uno de los artistas más relevantes de la ciudad de Gasteiz en el último siglo, retorna a Ortiz de Elgea a sus orígenes. Fue en 1961 cuando los salones de la ahora desaparecida Caja de Ahorros Municipal le abrieron sus puertas para realizar la que entonces sería la primera exposición del artista. Desde entonces, Ortiz de Elgea, únicamente ha vuelto a exponer en Gasteiz en una segunda ocasión, que tuvo lugar en el año 1998 en el centro cultural Montehermoso.

Por esta razón quizá sea más especial, todavía si cabe, la colectiva que Carmelo Ortiz de Elgea exhibe en la Fundación Caja Vital Kutxa hasta el próximo día 10 de octubre.

La sala, sita en la calle Postas 13-15, está abierta en horario de tarde en días laborables (de 18:30 a 21: horas) y también en horario matutino los domingos ( de 12:00 a 14:00 horas).