Ahaztuak homenajea en Zarautz a los cinco fusilados
La localidad que vió crecer a Jon Paredes «Txiki», Zarautz, acogió el sábado un acto en memoria de los cinco fusilados en 1975 por el régimen de Franco. Ahaztuak convocó a cerca de 300 personas.
GARA |
Alrededor de 300 personas abarrotaron el sábado por la tarde el salón de actos de los antonianos de Zarautz para participar en el acto de homenaje a los fusilados del 27 de setiembre de 1975 convocado por la asociación de víctimas del franquismo Ahaztuak 1936-1977, y en el que también estuvieron presentes allegados y amigos de los cinco fusilados: Jon Paredes Manot, Txiki, Anjel Otaegi, Jose Luis Sán- chez , Xose Humberto Baena y Ramón García.
Rememorando el acto que hace 32 años reunió a miles de personas en Zarautz para ofrecer la última despedida al convecino y joven militante de ETA Txiki, junto a Otaegi y a los tres militantes del FRAP, la localidad costera acogió el sábado un emotivo acto en recuerdo de los últimos fusilados por el régimen de Franco.
Bertsos, aurresku y música
Después de la presentación llevada a cabo por un representante de Ahaztuak, en la que realizó un somero repaso de lo acontecido aquél fatídico 27 de setiembre, el bertsolari Jon Maia cantó unos bertsos dirigidos expresamente a ensalzar la figura tanto de Txiki como de Otaegi.
Acto seguido, varios zarauztarras, con ayuda del txistulari, ofrecieron el aurresku de honor «a los cinco fusilados del 27 de setiembre y a todos los que, como ellos, defendieron la libertad y la voluntad popular hasta las últimas consecuencias, afrontando por ello sufrimientos de todo tipo e incluso la muerte, sin abjurar nunca de sus ideales ni de su compromiso».
A continuación, el grupo musical de Arratia AK-37, que toma su nombre de la compañía de gudaris que nació en el citado valle vizcaino ese año, interpretó el tema «Un simple Juan», dedicado a Txiki.
«Con miedos y reservas»
Algunos de los familiares y allegados de los fusilados de 1975 se encontraban presentes, pero no todos. No fue posible, por ejemplo, la presencia de la viuda de José Luis Sánchez Bravo, Silvia Carretero, o la hemana de Xose Humberto Baena, Flor Baena. No obstante, hicieron llegar sendas cartas de apoyo.
De la misma forma que más tarde denunció un representante de Ahaztuak, en los escritos tanto de Carretero como de Baena reclamaron «no sólo homenajes, sino también justicia». Además de exigir justicia a «los políticos profesionales e instituciones del Estado», también reclamaron «la anulación de todas las condenas impuestas por el régimen franquista».
Ambas, además, trajeron a colación el proyecto de Ley de Memoria Histórica del Ejecutivo Zapatero. Carretero afirmó que «nunca admitiré una Ley de la Memoria Histórica promulgada con miedos y reservas, si el Gobierno piensa que tiene que cumplir un puro trámite para contentar a derechas o izquierdas».
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