Que el anuncio de Ibarretxe les iba a poner los pelos como escarpias a algunos era cosa sabida. Y que las reacciones serían para todos los gustos, también.

El editorialista de «Noticias de Gipuzkoa» se lo tomaba en plan contemporizador y tras denunciar «el tremendo desgaste que la sociedad vasca está soportando mientras los políticos demuestran una y otra vez su incapacidad o su falta de voluntad para resolver un conflicto histórico», aplaudía que «entre el coro de denuestos y el cacareo en busca del aplauso fácil, fue el propio Gobierno español el que supo dar una respuesta más comedida e inteligente, apelando al cumplimiento de la ley. Riesgo que, efectivamente, deberá sortear la propuesta del lehendakari».

También en «Deia» trataban de quitarle hierro al asunto y se dirigían directamente al PSE, quien, en opinión del escribiente de «Deia», «debe, pasado el estado de shock en el que parece haber entrado ante la intervención del lehendakari, analizar la cuestión con frialdad, entenderla, comprenderla, estudiarla con todos sus matices y colaborar, con las críticas que quiera, para que una iniciativa democrática no termine en una confrontación».

Pero no se crean que todo era tan guay. El editorialista de «Diario de Navarra» ponía el grito en el cielo y sentenciaba que «si Zapatero venciera su probada afición a la ambigüedad, se despejaría las elecciones de marzo. Le bastaría con decir sin rodeos que la consulta vasca no se celebrará, porque la impide la ley». Ya empezamos con los tanques y los cortes de luz.

Y el de «El Mundo», ¿qué quieren que les diga? Pues eso, que se pone en plan astracanoso y nos cuenta que «para llevar a cabo la consulta, Ibarretxe debería también vulnerar la Ley Electoral, creando un aparato paralelo ilegal para las votaciones, posibles recursos y recuento de los votos. ¿Cómo y dónde piensa realizar ese referéndum que supone un desafío total a la legalidad vigente? ¿Acaso va a utilizar los batzokis del PNV para instalar las urnas y a sus militantes para supervisar la limpieza de los resultados?». Lo dicho, una astracanada.