Grandes esperanzas
Ines INTXAUSTI, Crítica de televisión
Creo que a la nueva sede de Euskal Telebista hemos de darle un margen de confianza en su labor hasta que cumpla los primeros cien días de misión. Suele hacerse con los políticos. Y ¿qué es, si no, el ente? Un órgano político que hace la función de espejo espacial del pequeño mundo de Ajuria Enea. Nuestro pequeño mundo y sus profetas. Tengo que decir que la nueva imagen del «Teleberri» me gusta. Me resulta más limpia y clara que la anterior. No sólo la iluminación ha beneficiado a los rostros más pétreos de una época anterior. Vanessa y África, por ejemplo, han mejorado su make up, como lo ha mejorado la pantalla globalmente. La presencia, lo externo y su aspecto son muy dignos de aprobación. EITB, como si de una top model se tratase, ha acudido a los mejores publicistas, maquilladores, fotógrafos y dietistas para aparecer y parecer otro. O, mejor dicho, uno más. Un canal que no desmerece en su comparación con los demás, superando incluso a canales generalistas que no mencionaré para no herir la enorme e inconmensurable sensibilidad de la audiencia de Patricia Gaztañaga, J.J. Vázquez o Arielle Dombasle. EITB afronta, pues, el reto del futuro con un cuerpo macizo. Vamos; con un 90-60-90. Pero no sólo de ser rubio vive el hombre. El músculo y el cerebro tienen que estar en la base y a la altura del tamaño. Con un cambio de imagen tan espectacular (no diré radical, por si acaso) el espectador -nunca mejor dicho- espera que también haya ocurrido algo en el interior. En el background de su «hipo-tálamo». Para empezar, como si todavía estuvieran probando la garantía de la operación de estética, los errores han sido estrictamente ergonómicos, técnicos. Me lo decía un trabajador -un clásico- de EITB el día pasado: «Inés, es como si el player estuviera en Bilbao y el recorder en Iurreta....». O sea, como si la Bundchen tuviera sus piernas en el BEC de Barakaldo y su cerebro en Manaus. Sin embargo, agradecí que la semana pasada perdieran la señal en el «Gaur Egun». Así pude ver de nuevo la fiesta del Valle de Aezkoa celebrado en la fábrica de armas de Orbaitzeta.