Hoy dos representantes políticos vascos estarán en Madrid, aunque sea en condiciones radicalmente distintas. Por un lado, Ibarretxe acudirá a una reunión en La Moncloa en la que pretende exponer a Zapatero su propuesta política. Por otro, Asier Imaz, otro miembro de la Mesa Nacional de Batasuna será probablemente conducido a dependencias policiales en Madrid bajo la «ley antiterrorista».

Mucho se ha especulado sobre el tono de la reunión de Moncloa. Independientemente del ambiente más o menos amistoso de la reunión, desde Euskal Herria muchos ven con preocupación la perspectiva de que, vista la nula disposición del ejecutivo español a comprometerse en un diálogo resolutivo, Zapatero e Ibarretxe acaben fijando como objetivo común una reforma del estatuto de Gernika. Una reforma que no colma la voluntad de los vascos, una reforma que visto lo visto no tiene ningún tipo de garantías de ser cumplida por la parte española y, lo más importante, una reforma que abriría un nuevo ciclo autonómico sin resolver los problemas principales de la nación vasca: la falta de reconocimiento político, la acentuación de la partición impuesta y la usurpación de la voluntad de los y las ciudadanas vascas.

Las prioridades de este pueblo no pasan por una reforma parcial del marco competencial, sino por una resolución integral del conflicto político. Este era, teóricamente, el punto de partida de la propuesta de Ibarretxe, pero él mismo es consciente de que su esquema no puede garantizar ese objetivo en ningún sentido.

Negociar un marco en el que puedan seguir existiendo el tipo de operaciones político-policiales que llevarán hoy a Asier Imaz a Madrid no soluciona el conflicto, sólo lo alarga. Ibarretxe dice no compartir esta operación, pero a pocos metros de donde se reunirá hoy con Zapatero un vasco más permanecerá incomunicado en base a un auto judicial que considera que los objetivos fundacionales del partido de Ibarretxe, la autodeterminación y la independencia, son violentos por principio. Saber la posición real de Ibarretxe al respecto sí que es del interés de los vascos. No si Zapatero es o no buen anfitrión.