Hasta el momento, la mayor parte de los testigos que han declarado en el caso por el fraude a la Hacienda de Gipuzkoa afirmaron que habían satisfecho sus deudas en el despacho del propio José María Bravo o a través de asesores fiscales que trataron con él, y que pagaron en metálico o en cheques por los que recibieron sus correspondientes justificantes de pago.

Según informaron a Efe fuentes judiciales, tres de las cinco personas que declararon ayer en el Juzgado de Instrucción número 2 de Irun lo hicieron en ese sentido, pero otros dos afirmaron que abonaron el dinero a distintas personas en el mostrador de la Hacienda de Irun.

Uno de ellos explicó que negoció con Bravo el pago a plazos de 5.000 euros y aseguró que acudió regularmente al mostrador de la Hacienda de Irun donde le atendieron diferentes personas que no le dieron ningún justificante de los abonos en metálico que hizo. Las fuentes precisaron que el otro testigo afirmó que él y su esposa saldaron una deuda de 9.000 euros en distintos pagos que hicieron a «cualquier funcionario» en el mostrador de la oficina, que sí les dieron comprobantes aunque no los conserva.

De los otros tres testigos que trataron directamente con Bravo, uno dijo que cubrió su deuda con 18.000 euros en un solo pago al propio ex director, para lo que tuvo que solicitar sendos préstamos a dos entidades bancarias. Otro de estos testigos, recordó que Bravo le amenazó con embargarle sus bienes, aunque admitió un pago de 32.000 euros en el despacho de Bravo

La última persona que declaró ayer recordó que Bravo le pidió unos 78.000 euros, aunque negoció con él para pagar sólo 42.000 euros en seis plazos y que los 36.000 restantes se los dedujera del IVA.