Kurdistán, viejo frente en Oriente Medio
La franja montañosa que divide el Kurdistán bajo la ocupación de Turquía del Kurdistán Sur, hoy bajo tutela del gobierno autónomo de Masud Barzani, se ha convertido en escenario de una fuerte ofensiva del PKK, respondida con un anuncio de invasión militar a cargo del ejecutivo de Ankara. El mismo día en que los ciudadanos turcos acudían ayer a las urnas para respaldar una reforma, la relativa a la elección directa del presidente, que encaja en la serie de reformas implementadas en el país para lograr que Bruselas le acepte como socio de pleno derecho, los combates entre tropas turcas y guerrilla kurda dejaban un saldo de una treintena de muertos. Todo ello en el contexto de la citada amenaza de intervención militar lanzada por el Gobierno islamista, y ratificada en base a su holgada mayoría por la Cámara turca.
Efectivamente, la nueva escalada de tensión en un conflicto de opresión nacional por lo demás nunca resuelto -la menor o mayor actividad del PKK no ha redundado en un mayor respeto a los derechos políticos y civiles de los 12 millones de kurdos que viven bajo administración turca- tiene a dos protagonistas principales en el Gobierno de Turquía y el Irak bajo ocupación occidental. Los cambios promovidos por la UE en Turquía, en forma de reformas políticas, legales y socioeconómicas, tienen un contrapunto en esa persistencia en la negación de los derechos de la nación kurda. Como ya ocurriera tras las dos grandes guerras mundiales, los kurdos volvieron a ser olvidados también en el Nuevo Orden Mundial que se «estrenó» con la primera guerra del golfo. Ahora, con la segunda invasión de Irak, el establecimiento de una administración autónoma ha dado cierta visibilidad a la población kurda en el norte del país ocupado, pero no así en el territorio en el que residen la mayoría de los habitantes de esta gran minoría nacional (26 millones). No es descartable que, como ha hecho en el pasado, Ankara recurra a la fuerza, pero en la fase decisiva de su negociación con la UE sería poco prudente lanzar una ofensiva global, por no mencionar que el calendario electoral aconseja a George Bush no abrir un nuevo frente en el polvorín iraquí.