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crónica | segunda edición de la feria

Los concejos de Araba se reúnen para conocerse y darse a conocer

Los concejos también existen, vino a decir el presidente de acoa (asociación de concejos alaveses) en maeztu. La localidad arabarra acogió ayer una feria que tiene como objetivo fundamental romper el aislamiento en el que la mayoría de los concejos afrontan las dificultades, pero también darse a conocer.

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Txotxe ANDUEZA

Dentro de poco, los concejos, instituciones encargadas de la gestión de los 336 pueblos arabarras, van a estar en el centro del debate político en las instituciones forales, donde se va a debatir la actualización del sistema de financiación foral a las entidades locales y Cuadrillas. Ayer, en Maeztu, el pregonero de la II Feria de los Concejos Alaveses pudo comprobar que el problema fundamental de estas entidades es la financiación. La megafonía falló y tuvo que echar mano de un pequeño megáfono para pronunciar su llamamiento a la fiesta.

Juanjo Martínez de Viñaspre, Anemias, es cocinero, así que, en su pregón, ensalzó «los buenos, excelsos, sobresalientes productos de nuestros pueblos». Y en un suculento repaso por el herrialde, mencionó la alubia pinta de Añana, el txakoli de Aiala, la miel de Mendialdea, el queso de Lautada, y el vino de Errioxa, entre otros muchos manjares.

El día, por lo tanto, se presentaba propicio al buen comer y al buen beber. No faltaron los alimentos nombrados por Anemias en los puestos instalados en la feria, ni en la comida que es el acto central de una jornada en la que el objetivo es posibilitar que los representantes de concejos con situaciones y necesidades muy diferentes, se conozcan en un ambiente distendido. Bien es cierto que muchos de ellos tuvieron que ganarse antes las alubias.

Toque de campanas

Los primeros en echar el resto en esta feria fueron los campaneros de Añana, que encaramados al campanario de la iglesia situada en el centro de Maeztu hicieron girar las campanas. Tres fueron los campaneros que se encargaron del toque a fiesta y concejo, convocando así a formar parte de los actos de esta jornada.

Tras el pregón «a capela», y el aurresku en honor de los presidentes y presidentas de concejo, llegó el turno al deporte rural. No se trataba de una exhibición de profesionales, sino de la más o menos sana competencia entre las ocho cuadrillas arabarras. Cada una de ellas debía llevar un equipo formado por ocho personas, y algunos andaban atando fichajes de última hora a unos minutos del inicio de la competición. Txinga, sokatira, levantamiento de piedras, recogida de mazorcas y trontza fueron las pruebas a las que tuvieron que enfrentarse los parti- cipantes de los ocho equipos.

Consolidación

La Asociación de Concejos Alaveses (ACOA) cumplió el pasado año su décimo aniversario. Sus integrantes quisieron celebrarlo no sólo de puertas adentro de la asociación, sino convirtiendo la jornada en una fecha de celebración para todas las personas que trabajan en los concejos.

La primera edición se celebró en Legutiano. «Salió bien», dice el presidente de ACOA, «y decidimos continuar y hacerla itinerante, para ir dándola a conocer en distintos puntos».

Se trata, aún, de una fiesta familiar. Y se nota, sobre todo, en la escasa presencia de otras instituciones. Sólo anunció su asistencia el titular del Departamento Foral de Administración Local y Equilibrio Territorial, y a la inauguración de la jornada asistió una representación del grupo juntero de ANV.

Las ausencias, aunque pasaran inadvertidas ayer, son un reflejo del interés que los concejos despiertan en las instituciones que reparten los recursos con los que contarán los pueblos alaveses para su desarrollo.

 

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