¡Al fin terminó el mundial de Fórmula Uno! Al fin el planeta Tierra salió del ¡ay! en el que se metió hace dos semanas cuando vio que en Shangai nada quedó decidido. Los amantes de este deporte se habrán quedado satisfechos. Los que no... también. Se acabó la agonía y en un río tan revuelto como éste, fue Kimi Raikkonen quien coló de rondón su gafe a su ex equipo, McLaren, que vio cómo el finés de Ferrari le birló un mundial al que casi nunca llegó a aspirar.

Después de una temporada en la que McLaren ha dominado tanto como tirante ha sido su vida interior -sin que Ron Dennis haya impuesto ningún orden- la carrera de Interlagos supuso el advenimiento de un apocalipsis particular para la escudería germano-británica.

Así, Hamilton arrojó por la borda sus opciones en unas primeras vueltas caóticas. Mientras, Alonso se veía incapaz de competir con un coche inferior a sus rivales, limitándose a dar vueltas y verlas venir.

De paso, la escudería del Cavallino rampante obtiene un pleno impensable. A la victoria de la general por escuderías suma un campeonato de pilotos que casi había descartado no hace tantos grandes premios.

Hamilton paga la novatada

Uno de los grandes perdedores de la jornada fue Lewis Hamilton quien, a la luz de lo sucedido, pagó la novatada con una salida horrible al verse superado por Raikkonen y Alonso y salirse de la pista en un intento de recuperar la posición, con lo que cayó al octavo lugar.

Pero sus peripecias no acabarían ahí. Después de ascender a la sexta plaza, volviendo a ponerse en situación de liderar el mundial, una avería pasajera le impidió cambiar de marchas, con lo que se hundió en la clasificación, perdiendo sus opciones. La impaciencia lo perdió.

No obstante, el piloto inglés demostró su calidad y su entereza ante la adversidad. De tal manera, logró escalar poco a poco en la carrera y pudo terminar en séptimo lugar, quedándose en segunda plaza del mundial de pilotos, a un punto de Raikkonen. El futuro es suyo.

El gran beneficiado de la salida fue el bicampeón Fernando Alonso. Sabedor de que su coche era el peor entre los mejores, se limitó a aguantar y ver si sus rivales cometían errores. De hecho, fue virtual campeón desde la segunda vuelta hasta la quincuagésima. Sin embargo, la escudería Ferrari realizó una carrera casi perfecta, con la salvedad de un amago de salida de pista de Felipe Massa. De modo que su esperado y deseado milagro no llegó.

La carrera no tuvo excesiva historia entre los tres primeros puestos, ya que ni Alonso amenazó a los Ferrari, ni los Ferrari se atacaron en absoluto. En la escudería italiana sabían que la pelea entre sus pilotos no los iba a llevar sino al desastre, con lo que la competencia debía dar paso a la cooperación. Durante dos tercios de la carrera Massa lideró la carrera, marcado por su compañero. La carrera se iba a decidir en el último repostaje.

Y así fue. Ni el más suspicaz podrá achacarle a Ferrari el haber actuado en favor de Raikkonen. No obstante, el repostaje salió perfecto para la escudería roja y Raikkonen se puso en cabeza con Massa detrás. Mientras, la remontada de Hamilton resultaba insuficiente. Después de siete años peleando en la Fórmula Uno, Ice Man traspasó su gafe a McLaren a cambio de ganar el mundial.