«La situación actual en México está tan mal como en los 70»
Rosario Ibarra continúa combativa y con una energía envidiable. Presidir la Comisión de Derechos Humanos del Senado mexicano no le ha restado un ápice a su vis reivindicativa. Ha sido candidata en dos ocasiones a la presidencia de la República por partidos diferentes, propuesta al Nobel de la Paz, siempre como independiente, en cuatro ocasiones, la última el pasado año.
Jordi CARRERAS |
A raíz de la desaparición de su hijo Jesús en 1975, Rosario Ibarra acentuó su activismo y dos años después fundó el Comité Eureka, en apoyo a los perseguidos y desaparecidos. Treinta años después, juzga que la situación justifica la creación de un nuevo Frente contra la Represión. En su opinión, el fraude que llevó a Felipe Calderón a la presidencia de la República, en detrimento de Andrés Manuel López Obrador, y la situación en Oaxaca son los principales motivos.
¿Tan mal están las cosas como para crear un nuevo frente?
Tan mal como en los 70. Vuelve a haber muchas desapariciones. Hay una represión que el aparato gubernamental justifica culpando al narcotráfico. Pero parecen más escuadrones de la muerte que conflictos entre narcos. Aparecen cuerpos decapitados y la gente dice: «¡Qué terribles que son los narcos!». Entonces, acepta que venga el Ejército. Quieren dar seguridad a la población a través del Ejército pero ese no es su cometido. Todo esto sucede porque el Gobierno es débil, nace de un fraude y ha de fundamentar su autoridad a través del Ejército.
Habla de desapariciones.
Ningún gobierno ha dejado de tener desaparecidos. Empezó en los 70, coincidiendo con la Operación Cóndor y hasta hoy. No han acabado pese a que con el tiempo se dieron cuenta de que tenía menor coste político un muerto que un desaparecido. Con Ernesto Zedillo hubo siete desaparecidos y con Vicente Fox, 65. Ahora pasa lo mismo con Calderón. En Oaxaca, hubo 20 muertos y una treintena de desaparecidos. Una etapa negra que no hemos podido frenar.
¿Hay diferencias entre las de antes y las de ahora?
Ahora dicen que los narcos se los llevan y luego aparecen los cadáveres. Sigue habiendo una política intimidatoria hacia los pueblos. No ha habido ningún cambio, todo es demagogia. El Gobierno tiene tres roles: simulación, corrupción e impunidad. Como dice la secretaria general de Amnistía Internacional, Irene Khan, el Gobierno de México sufre esquizofrenia. Me entristece tener que explicar todo esto de mi patria.
Tuvo una fuerte implicación en la campaña de López Obrador.
Andrés prometía cambios radicales como no pagar las pensiones a los ex presidentes o no permitir la venta de la electricidad y del petróleo mexicano. Es honrado, mientras que Calderón es el perro faldero de Bush. Hicieron fraude, sustrajeron votos. Pedimos que volvieran a contar los votos uno a uno, pero no quisieron; sabían que hubieran perdido. Me da pena que esto continúe pasando y que no haya acabado la ignominia de los fraudes. La toma de posesión de Calderón fue una vergüenza. El presidente legítimo es López Obrador, yo le puse la banda de presidente en un acto en el Zócalo. Ha formado un gabinete alternativo con el que recorre el país, como hizo Juárez.
¿Para qué sirve esta gira?
Para mantener la esperanza de que algún día podremos ser amos de nuestro destino. Nuestros hijos lucharon por eso. El mio estaba en tercero de Medicina, tenía novia y lo dejó todo para ir a la guerrilla. ¿Por qué? Porque no había otra alternativa. Me dijo que lo único que temía era morir un día de una intoxicación de plomo por la espalda. Tengo 80 años pero quiero continuar luchando por los muchos familiares de desaparecidos que ya se han ido. Ellos -en alusión a sus adversarios- esperan que me muera pero soy de familia longeva. Tengo fe en el pueblo y espero vivir hasta ver alguna cosa que merezca la pena.